El “sitiazo”

La única doctrina que profeso es la doctrina del shock, que a mis ojos explica las grandes calamidades de nuestra época. Creo que la provocación sistemática de la violencia contra la población para el beneficio lucrativo de grandes corporaciones forma una telaraña de terror tan perversa que todo lo demás queda relegado. En el tiempo que está por venir será irrelevante el Estado del Bienestar, porque cuanto mayor es la mercantilización de la miseria, más residual queda lo público y más degradados los espacios comunes donde encontrarse y compartir. Por eso, me alegra que después de veinte años se hable nuevamente del tranvía, aunque sea para decir que ese espacio público sirve de aparcamiento a los jaeneros. En un monólogo, el humorista jiennense David Navarro, definía “sitiazo” como: “el aparcamiento que encuentras (acompañado de la palabra “chiquillo”) justo en la puerta de tu casa, y al que no vuelves en un año”. Así que dudo que los afortunados conductores compartan mi alegría, dado que el alcalde de Jaén, Agustín González, anunció un plan, no para poner el tranvía en marcha con urgencia, sino “para intentar que los ciudadanos abandonen esta práctica”; la de “el sitiazo”, supongo.