El rincón de pensar

15 dic 2015 / 09:05 H.

En estos días de diciembre propicios para la reflexión, el balance y los deseos de iniciar proyectos de futuro, se produce un hecho que no por repetitivo deja de ser especial. Entra en las casas el sobre con las notas del cole.

Su contenido pretende nada menos que reflejar con números y palabras los resultados del esfuerzo realizado por nuestros hijos e hijas en los últimos meses del año. Tarea compleja que es recibida con emoción por los mayores y, en ocasiones con cierta inquietud, por los protagonistas del resultado.

El denominador común suele ser el poner el foco en los resultados obtenidos y no en los procesos seguidos para conseguirlos. Y especialmente considerando aquellos que no han sido favorables para los afectados, pasamos superficialmente sobre lo positivo y buscamos explicaciones en aquello que entendemos es mejorable.

Incluso, es frecuente el caer en la tentación de las comparaciones con casos conocidos o con las metas marcadas de antemano por la familia. Estamos desaprovechando una magnífica ocasión para conocer mejor a nuestros hijos y colaborar en su educación.

Es el momento de mirar positivamente lo conseguido y valorar los esfuerzos que han llevado a lograr estas metas que suponen tanto esfuerzo, renuncia, constancia día a día para toda la familia. Es el momento de dar apoyo al fracaso, de integrarlo como una parte de nuestra vida que nos enseña a analizar lo que hacemos y mejorarlo, de hacer una autocrítica del trabajo realizado y de qué cambios hemos de hacer en nuestros procesos. Es el momento de conocer y reconocer nuestras fortalezas y debilidades y plantearnos nuevas metas para lograrlo.

Tenemos la oportunidad de conocer mejor a los hijos y mostrarles nuestro interés por lo que hacen y nuestro apoyo incondicional para mejorar los resultados. Es el momento de colaborar en el reconocimiento y respeto por la diversidad y por la pluralidad.