El precio justo del aceite

    02 oct 2023 / 09:05 H.
    Ver comentarios

    Cada vez que pongo la televisión aparece la subida del aceite de oliva, las imágenes de los lineales con el precio del oro líquido se suceden una y otra vez en todas las cadenas creando una alarma innecesaria entre la población. Estoy convencida de que incluso los que apenas consumen unos litros de aceite de oliva al año están preocupados por esta alarmante y exagerada subida. Si acapara titulares desde hace semanas por encima incluso de temas como el desarrollo de la guerra en Ucrania, la evolución de los desastres naturales ocurridos recientemente, o el drama migratorio, será que la subida del aceite de oliva es mucho más preocupante. A veces tengo la sensación de que se pone el foco en el lugar equivocado, me refiero a que se muestra el resultado final —lo caro que está el aceite— sin mostrar el proceso —el esfuerzo que hacen los olivareros y olivareras para obtener una cosecha de calidad—. Lo que la pantalla no muestra sobre el mundo del aceite de oliva es el trabajo que hay detrás de ese producto, el cuidado con el que se recogen las aceitunas en el mes de noviembre, incluso antes, para extraer los mejores aceites del mundo. Unos aceites verdes intensos, con aromas naturales que despiertan las papilas gustativas más exigentes y expertas, un sabor que transporta a un universo esmeralda en peligro de extinción.

    No olvidemos que los mejores aceites del mundo se cultivan en nuestra tierra, olivares centenarios se esfuerzan por seguir siendo rentables frente a la proliferación de grandes extensiones de cultivo super intensivo. La mayor parte del olivar en Jaén es tradicional difícil de mecanizar, lo que supone un gran número de jornales sobre todo en la recolección. Por esa razón nuestro olivar es excepcional, nos ofrece un fruto único e inigualable; una perla glauca que fenicios o griegos decidieron regalarnos, el clima fue propicio y los agricultores y agricultoras jienenses hicieron el resto. Ahora se argumenta que el aceite está caro, que el bolsillo del consumidor sufrirá las consecuencias, y que quizás sea hora de reevaluar su valor. Pero, ¿realmente está caro? ¿o es que antes estaba sorprendentemente barato? La rentabilidad del olivar tradicional y de montaña no puede ser ignorada, no podemos meter todos los tipos de cultivo en el mismo saco. Los agricultores y agricultoras de la provincia tenemos que hacer frente a unos costes de producción que no dejan de subir semana tras semana: precio de fertilizantes, combustible, mano de obra, mejoras tecnológicas y un largo etcétera sobre el que venimos avisando desde hace tiempo sin que nadie parezca inmutarse. A esos costes hay que añadir la escasez de lluvias y las sucesivas olas de calor que hemos sufrido en épocas en las que no son habituales esas temperaturas, lo que ha provocado una disminución drástica de la cosecha. Es ahora, cuando la subida llega a los lineales cuando se pone el grito en el cielo.

    Entonces, ¿cuál es el precio justo para el aceite de oliva virgen extra? En opinión de algunos expertos no menos de 7 euros por litro. Este precio puede parecer alto a los consumidores, pero en realidad, es el precio necesario para cubrir los costes de producción y garantizar la sostenibilidad del olivar en nuestra provincia. Intentemos hacer una comparativa con el mundo del vino. A nadie se nos ocurre cuestionar el precio de una buena botella de vino, es más, estamos dispuestos a pagar grandes cantidades por una experiencia sensorial única y alardeamos de ello. El aceite de oliva virgen extra merece la misma consideración, no se trata de una grasa para cocinar sino de un ingrediente fundamental y saludable de la dieta mediterránea y, si se sabe apreciar, de una delicia.

    La discusión no debería centrarse en si el aceite de oliva virgen extra está caro o barato, sino en cuál es su precio justo. Pagar un precio justo no solo es un acto de justicia hacia los productores, sino una inversión en nuestra cultura, nuestra economía y nuestra identidad.

    Articulistas