El precio justo

Hay personas que realizan una construcción ideológica para la defensa filantrópica de los ricos, totalmente innecesaria. Ahora, como en ninguna otra época, los ricos son obscenamente ricos. Desde 2020 la riqueza acumulada de los cinco hombres (siempre son hombres) más ricos del mundo ha crecido un 114%, mientras que los 5.000 millones más pobres del mundo han perdido un 0,2% de su riqueza. Quizá por eso la heredera austriaca Marlene Engelhorn, de 31 años, ha decidido regalar el 90% de los 4.200 millones heredados del fundador de las farmacéutica BASF y Boehringer Mannheim, no porque no quiera ser rica, sino porque no quiere ser “inmensamente rica”. Y como su gobierno no cobra impuestos a su patrimonio (al igual que Feijóo cuando gobierne), dice haber creado el impuesto que le gustaría pagar. Pero no es la única: el 60% de los 2.300 millonarios encuestados, de países del G20, apoya el impuesto del 2% a la riqueza. También, en el reciente Foro de Davos, 250 multimillonarios han firmado una carta abierta a los líderes mundiales para que les cobren impuestos. No sé si es un precio justo, pero al menos serviría para compensar que contaminan como los dos tercios más pobres de la humanidad.