El pequeño comercio

    27 nov 2019 / 09:17 H.
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    Apropósito. No está bien, que te toca la carne se ponga en un garabato, esto es, que unos se coman todas las tajadas y otros las raspas y los sobrantes. Esto está ocurriendo en Jaén, y quizás en el mundo mundial con los pequeños comercios, que viven a mal vivir a trancas y barrancas, porque las ventas que hacen diarias es un pan escaso para hoy y un mendrugo duro como un ripio para mañana. No pueden competir con las grandes empresas de la venta de los alimentos y otros géneros diversos como son el vestir, el calzar, además de otros elementos del ocio y la diversión. El pequeño comercio es el que lo regenta el amigo de toda la vida, la amiga que atiende el mostrador, con todo detalle amable conversacional que tanto agrada a quien como yo, huye del marketing y la sonrisa blanqueada por la pasta de dientes, un tanto vacía de contenido, ya que la sonrisa es tan forzada como unas alforza en la camisa. El otro día en el mercado de Peñamefécti, al que suelo acudir, casi la mitad de los puestos estaban cerrados. Me llevé una sensación de impotencia. El pequeño comercio ha muerto.

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