El paro, un drama

09 oct 2017 / 10:15 H.

El paro ha aumentado en Jaén en 1.059 personas en el mes de septiembre. Es decir, 1.059 personas más que se han apuntado a la ya de por sí larga lista de desempleados en nuestra provincia. Una cifra que viene a engrosar los aspectos más negativos y la cara más nefasta que ofrece nuestro Jaén querido. El paro es un drama. Es un dramón. Más allá de lo económico, que es importantísimo, ya que sin dinero, de qué se vive, como digo más allá del euro, nos encontramos con la parte psicológica y es cuán destrozadas y profundamente dañadas en su orgullo y amor propio se encuentran muchas de estas personas. Las mismas que no pueden sacar a sus hijos adelante, a sus familias, a ellos mismos. En Jaén, aunque cada vez se habla menos de ello, también se pasa hambre. Hay ciudadanos que viven en un estado de crisis continua. Desesperanza, desequilibrio e incertidumbre son solos tres de los muchos ingredientes que acarrea el desempleo.

1.059 jiennenses quieren trabajar y no pueden. Gran parte de estos desempleados viene del sector servicios, un sector que se ha desplomado con la llegada de septiembre. Otro tanto lo suman los 300 ciudadanos sin empleo anterior. Entre los dos colectivos: 1.584 personas sin trabajo, solicitando empleo.

Ante esta situación, como siempre, salen los sindicatos aportando su valoración. También los políticos. Pero nadie ofrece soluciones reales a este drama que convierte a Jaén en una de las provincias con mayor tasa de desempleo de España. En unas ocasiones la primera del ránking, en otras la segunda, pero siempre en el “top five” del país. La contratación ha subido un irrisorio 0,3 por ciento desde que comenzó el año. Y el empleo que se genera es precario y temporal. Según leo sobre este asunto en Diario JAÉN, en los nueve primeros meses del año, se firmaron 373.478 contrataciones, de ellos, solo 6.866 han sido indefinidas. ¿A nadie se le ha ocurrido favorecer con acciones reales al empresario? Me imagino que sí, pero quién se pone a hacer de verdad, a aplicar medidas reales. No solo a decir. Que de palabra andamos sobrados en esta provincia. La inmensa mayoría de los empresarios jiennenses son autónomos, micropymes y, en algunos pocos casos, pymes. Autónomos que pagan religiosamente las abusivas cuotas estipuladas en este país, ya sea en meses que generan negocio como en meses en los que no se genera ni para cubrir los gastos fijos. Aparte, el pago también religioso del IVA trimestral de facturas que en muchos casos ni se han cobrado; su correspondiente IRPF y los seguros sociales de los trabajadores. Eso sin contar alquileres, hipotecas y gastos corrientes como luz, agua, internet, teléfono... Quizá incentivar el empleo también pasa por aquí, por tener en cuenta a los empresarios que pasan serias dificultades y que se pasan la vida aportando “cash” al Estado sin casi contraprestaciones. De hecho son los trabajadores, con diferencia, más desprotegidos que existen. Y, curiosamente, los políticos solo se acuerdan de ellos cada cuatro años. No más. Pero claro, a quién le puede interesar, de manera real, dar facilidades y que tengan que soportar menos gastos los empresarios, si son unos de los pocos colectivos que mantienen este país. A los políticos desde luego no. A los sindicatos tampoco. Pero después vienen las lamentaciones con discursos huecos cuando se publican los datos del paro.

Si de verdad quieren dar soluciones a este drama del desempleo no hablen, actúen. Tenemos una provincia llena de deprimidos parados de larga duración, de ciudadanos que sobreviven intentando enlazar contratos temporales y precarios y de generaciones enteras de jóvenes sobradamente preparadas que tienen que marcharse a otros puntos de España, en el mejor de los casos, al extranjero, en el peor, para intentar labrarse un futuro y poner en práctica todo lo bueno que han aprendido en nuestras universidades, con nuestros recursos.

¿De verdad les importa el paro a políticos y sindicatos? Que tomen medidas reales para acabar con esta escabechina de hombres y sobre todo, de mujeres, que ven muy negro el horizonte laboral a medio y largo plazo.