El padre de la mentira

Traducido al cristiano, “desinformar” es evitar dar la información completa o tergiversar la verdad o, incluso, silenciarla pese a tenerse derecho a ella. Se utiliza también esta palabra como aquella forma de manipulación de masas por unos pocos que intentan, y muchas veces lo consiguen, crear una “realidad” paralela para satisfacción del interés, siempre mezquino, de esos pocos que no quieren el bien del pueblo sino el suyo propio. Es como la inteligencia artificial, que genera ya quejas públicas porque tiene parte de su raíz asentada profundamente en lo falso, pues es capaz de simular con apariencia sorprendente hechos que no son tales. Todo está en lo mismo, la desinformación cuando sirve al interés particular en engaño del otro, o este ejemplo de la IA, son parte de esa terrorífica dirección que sobre las personas ejerce el demonio, el padre de la mentira como dijo Jesucristo, ese demonio del que la Iglesia “modernista” no quiere que se hable porque quiere falsificar la doctrina, muestra de que están a su servicio, Iglesia que, como los de la desinformación y los de ese mal uso de la IA serán aquellos cuyo camino final estará, de seguir así, en el llanto y el crujir de dientes.