El olivar se rebela

    24 feb 2020 / 08:42 H.
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    Como en una película de John Ford, el olivar se rebela contra la injusticia, contra la marginación, contra el mismo destino que la existencia redacta, algunas veces, en forma de tráiler: sea John Wayne, James Stewart o el olivarero, el actor. La provincia de Jaén sabe que el mejor aceite es el suyo: porque tiene el color del oro y del limón, hace de su textura un diamante y es elixir y tesoro de la Humanidad. El Gobierno de don Insomnio Sánchez debe ponerlo en los escaparates de Bruselas y del mundo entero como el producto natural que alarga la vida, previene el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, aumenta la fertilidad, regula el colesterol y la glucosa, mejora la función digestiva, disminuye la tensión arterial y convierte la dieta mediterránea en gastronomía que deleita. Sánchez e Iglesias deben convertir al aceite de oliva en el actor principal, junto con el campo, de una negociación, que no puede ignorar el pasado y el presente de una cultura milenaria que ha hecho del olivo símbolo de los más excelsos valores. La exigencia es bien sencilla: si el aceite de oliva es oro, el precio debe demostrarlo. Lo demás es engaño, falsedad y truco. Los olivareros lo saben. Y don Insomnio y el marqués de Galapagar, también.

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