El ocio

Con la entrada reciente del verano, una palabra que viene muchas veces a la mente y a las conversaciones es vacaciones. Pasa como con la palabra jubilación, que es una de las más repetidas en la sala de profesores entre los que median la cincuentena. El ser humano siempre ha deseado las vacaciones, la jubilación, en definitiva, descansar de la actividad cotidiana y repetitiva. Paradójicamente el que no tiene trabajo lo ansia y lo busca y el que lo tiene añora el descanso y un tiempo libre de la vida pública activa. Ya los romanos distinguían el ocio y el nec-ocio. De ahí viene nuestras palabras negocio, negociar, trabajar, etc. Desde antiguo el ser humano a buscado el ocio, por eso una de las actividades más antiguas del hombre son las vacaciones, el viajar, el tener un tiempo de quietud, de inactividad, de oasis, el cambiar de actividad, o lo que llamamos asueto. A veces venimos cansados de ellas; pero la mente ha descansado de la rutina y de la actividad repetitiva que conlleva todo trabajo. Desde estas líneas os deseo un buen verano con el ocio más extensible y al que no pueda disfrutarlas que tenga esperanza que todo llega y más después de este año y medio en que la pandemia nos exige desconectar de la rutina y del encierro. ¡Feliz verano!