El mundo olvida al mundo

No sé si puedo escribir un obituario sobre una persona que conocí durante un mes. Francis era voluntaria y era graciosa. No saben si ha muerto envenenada o se ha suicidado. Otra voluntaria ha aparecido descuartizada en la ciudad mexicana de Tijuana. Mi amigo de la oenegé me dice “debieras escribir sobre esto. El mundo olvida al mundo”. Su comentario me hace pensar ¿cuántas vidas hay? ¿Cuántas historias existen? ¿El mundo olvida al mundo? No lo sé. Hace siete años conocí a Francis en el Desayunador del Padre Chava en el que se reparten mil comidas al día, para los deportados, para quienes quieren cruzar y para los voluntarios porque Tijuana tiene y es el paso más grande del mundo ubicado entre dos fronteras, entre América y América. Una amiga me responde no, “el mundo recuerda al mundo”. Francis te escribo y te digo que aún tengo el llavero que me regalaste con arena de California como souvenir y que gracias a ti conocí en YouTube a Paquita la del Barrio con sus rancheras descaradas “Yo no busco quien me quiera. Ni pretendo financiera. Que me avalen lo que soy. Yo, yo no soy letra de cambio. Ni moneda que se entrega”. Francis me olvido de ti, recordándote.