El modelo Trump

    17 oct 2020 / 18:39 H.
    Ver comentarios

    Mis sentimientos oscilan entre la sorpresa y la perplejidad. Un personaje histriónico, provocador, con tintes machistas , poco respetuoso con aquellas personas que no son sus votantes. De ahí sus reacciones en las protestas por la violencia policial contra la población negra, o con el movimiento feminista del Me Too. Un personaje amenazante más propenso al enfrentamiento, que al carácter equilibrado que se supone en el líder del país más importante del mundo. No presentar su declaración de la renta en los últimos diez años —según los medios—, no contribuye nada a dar la imagen de solvencia necesaria para su altísima magistratura. En sus políticas, las cosas no mejoran, se basan en desmontar las reformas sanitarias del anterior Presidente, como el Obamacare, que proporcionaba servicios y seguros sanitarios a más de 40 millones de personas que no lo tenían, o en rebajas masivas de impuestos a los más ricos. Comenzó su mandato planteando una guerra comercial con China y en menor medida con Europa, rompiendo así gran parte de la estabilidad del comercio internacional, pero han sido sus ocurrencias sobre el coronavirus las que han proyectado una imagen bufonesca de su personalidad: Culpa del virus a China, a continuación dice que es una simple gripe que se puede curar bebiendo lejía, insta a sus partidarios y a él mismo a no ponerse mascarilla, y por último convierte su contagio en un espectáculo más de su campaña electoral apareciendo sin guardar curentena ni decoro, como el “Invencible”, invitando a la población a enfrentarse con el virus con valentía y arrojo haciendo vida normal. Mjientras EEUU va sumando cientos de miles de infectados y muertos. Abandona la OMS en plena pandemia y amenaza con hacerlo también con la OTAN. Ejerce una política bronca como su carácter, que ha provocado división y enfrentamiento. Me alarma e inquieta que el espacio que tendría que ocupar la buena política, sea ocupado por personas que provocan múltiples fracturas sociales. En la política española no encuentro motivos para tranquilizarme, cuando surgen líderes que emulan a Trump. Predomina el enfrentamiento, la bronca, la deslealtad entre administraciones, Cataluña, Madrid ... y los insultos y juicios de valor, como únicos argumentos contra los aciertos y errores del Gobierno. Se ha creado un ambiente tóxico. Dice Cacciari —filósofo italiano—, que la paradoja de la democracia es que es válida siempre que provoque la selección de los mejores. No parece que este sea el caso de la situación actual en donde los partidos políticos, en casi todo el mundo, tendrían que revisar los procesos de selección que utilizan para ofrecer personas a la vida pública.

    Articulistas