El lagarto de Jaén

    03 mar 2020 / 16:45 H.
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    Se ha escrito lo indecible sobre la leyenda, fábula o cuento medieval del lagarto de Jaén, aquel enorme saurio que tenía atemorizados a los vecinos, aquende y allende del barrio de la Magdalena, entonces el centro comercial y oficial de Jaén, pues, precisamente, en esta plazuela, tan antigua como la fortaleza del Castillo de Santa Catalina, estuvo el primitivo Ayuntamiento. Sea verdad o de mentirijillas la leyenda lagartera, no es de recibo que esté representada por un pedrusco que más parece una lagartija tomando el sol para calentar su de por sí sangre fría. A Julio Millán le diría que este “monumento” debe pasar al baúl de los recuerdos, y en su lugar levantar otro de otras proporcionalidades más acordes con este símbolo jaenero. Volviendo a la leyenda del lagarto, entro en la conjetura de que algo de verdad puede tener el significado del lagarto de Jaén. En la Catedral de Sevilla y en la iglesia de San Ildefonso dos enormes lagartos disecados penden en los techos. Se dice que un jaenero que fue al Descubrimiento de América se trajo un caimán pequeño del Caribe, y que con el tiempo creció hasta llegar a le envergadura de la que es característica esta especie.

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