El laberinto
catalán

    04 mar 2020 / 16:55 H.
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    Cataluña pide a voces un Gerald Brenan que describa lo que está ocurriendo día a día, más allá del vodevil mediático. Recuerdo en los primeros años de facultad, en el tardofranquismo, cómo leíamos con miles de fatigas el “Spanish Labyrinth” antes de conseguir la edición española de Ruedo Ibérico; estimulados por los comentarios del profesor Murillo Ferrol sobre “consensus y conflicto” y sus coordenadas, devorábamos el libro que, años después, el gran prólogo de Raymond Carr elevaría a la fama. Brenan, que muy joven se hizo alpujarreño sin dejar su flema ‘british’, palpó como nadie la crisis social de los difíciles años 30 y 40; el día a día y la vida de las gentes y los amplios espacios vacíos que dejaban las noticias publicadas, mostrando el acontecer cotidiano. Hoy lo que ocurre en Cataluña, su fractura social generalizada, “mutatis mutandi” me lo hace recordar. Aquel laberinto acabó mal; éste tampoco lleva buen camino; se trata de buscar la salida y, siguiendo a García Márquez, se encontraron al “general”; Don Simón —bolivariano a fin de cuentas— no es el mejor referente para poner la esperanza; —recuerden— tras su penosa odisea, murió pobre y no pudo salir de su propio laberinto.

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