El invierno

    11 ene 2024 / 10:14 H.
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    El invierno gritado en las montañas, llorando en los cristales, cubriendo en el jardín con un beso de armiño los pies de los rosales, los pies de los celindos. El invierno asomado a la reja de su puerta, columpiando las ramas de los pinos, el invierno recorriendo las calles, acariciando el frío con sus heladas manos y el blanco susurrar de los caminos. Callabas en la altura donde una cruz enhiesta suspiraba y el castillo sintiendo tus helados abrazos llamando al sol con voz entrecortada. Ayer te vi en el mar batiendo las olas con tu fuerza y el azul de sus aguas con el blanco de tules, estrepitosas formas en la espuma tu rostro se veía. Te vi pintando las montañas heladas con tu manto de níveas sensaciones, te vi llamando al viento mientras entre las piedras tu sombra aparecía.

    Entre los pensamientos de la plaza pusiste tu morada, en los pies de los viejos olivares tu música callada. En el agua helada de la fuente, en el viejo molino, entre los adoquines que aún guardan la cera, pasaste susurrando, en el amanecer amanecido, en la torre dormido. Te vi sonriendo entre los grises del cielo como en un estallido apagando en sus tonalidades un azul que parecía dormido. Ese cielo enfadado, enfurecido... De repente, un arco iris empezaba a emerger, pero llamaste al viento y él difuminándolo dejó desdibujarse sus formas y colores y se perdió en los grises. Eres así lleno de frío, te gusta helarlo todo, te gusta que de amarillo se vistan los senderos y dejas sin vestidos los árboles más bellos. Todo parece que se muere a tu paso, el sol brilla menos minutos en el cielo, la noche se hace eterna. Las estrellas se esconden en las nubes oscuras, el cielo se ha pintado de grisáceos motivos, el frío vas sembrando en todos los rincones y con tu barba blanca besando estás la tierra. Tus huellas vas dejando en el jardín dormido, cubre tu negro manto el cielo que de azul se había vestido. Y la música guardas para dejar sentir tu canto albino, ese de notas y compases muy fríos, ese que va latiendo fugaz entre los pinos, y busca el horizonte para apagar la luz en los caminos. Has llegado de nuevo, desvaneciendo al sol en los olivos. Has vuelto a las montañas, a las calles, a todos los rincones donde dejas latir tu escalofrío.

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