El hogar

    15 dic 2019 / 11:06 H.
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    Cada vez que llega esta época del año, nuestros días se llenan de nombres tachados en largas listas, provisiones en la despensa y buenos deseos, nuevos o antiguos. Una necesidad de consumo nos atormenta desde que, en el siglo XIX, se buscase vender productos manufacturados. Desde entonces, San Nicolás ha vendido desde refrescos hasta cigarrillos, gracias a una imagen modelada por caricaturistas como Thomas Nast y otros “genios” del marketing. Sin embargo, ya sea por el fervor religioso o por el folclore que a todos nos deslumbra, hay algo que cohesiona y da sentido a estos días: la familia. Robert Frost escribió que “tu casa es el lugar en el que, cuando vas, tienen que dejarte entrar”, lo cual recuerdas cuando te marchas y aprendes cuando te equivocas. La familia es el hogar al que, cuando desees volver, debes aprender a llamar. Es el lugar donde aprendiste a ser feliz y a levantarte de los tropiezos, donde guardas lo que no quieres compartir y donde te entienden sin hablar. La Navidad tiene muchas virtudes, pero la mayor es darnos la oportunidad, año tras año, de disfrutar de lo más importante, lo que nadie puede regalarnos.

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