El golf y su mala imagen. Un negocio al que no se le da la oportunidad
Todos los que jugamos al golf sabemos lo difícil que resulta explicar nuestro deporte y la mala prensa que tiene. ¡Que si es un deporte caro, de señoritos! ¡Que si es muy aburrido, eso de ir andando todo el rato y dar un golpe de vez en cuando...! ¡Que si se desperdicia mucha agua, necesaria para la agricultura! etcétera, etcétera, etcétera. En esta imagen distorsionada hay algo de verdad y mucho de mentira. Tiene de verdad que es cierto que, en determinados campos y lugares, el golf es caro, menos que otras actividades mucho mejor vistas, como pueda ser la caza, pero es cierto que en esos sitios el golf es caro. Pero tiene de mentira que no es así en otros muchos lugares, entre ellos la provincia de Jaén y muchos sitios más. Me dirán que eso es porque la Garza (¡el único campo de golf en la provincia de Jaén, de sólo nueve hoyos!) es público. Sí, pero “Las Gabias”, un campo de Granada, no lo es y un “green fee” (ticket de juego) vale veinte euros. Veinte euros para una media de estancia de cuatro horas y media en el campo, en un entorno idílico, con respeto al entorno natural y utilizando aguas residuales regeneradas. ¿Saben ustedes, y supongo que muchos sí porque es el deporte de moda actualmente, cuánto cuesta el alquiler de una hora de una pista de pádel?
Dicen los representantes del Ayuntamiento de Jaén que no es viable el campo de golf que había proyectado en nuestra ciudad puesto que se trata de “una operación especulativa”. Hay que recordar que este proyecto contó con la aquiescencia y el visto bueno de la Junta de Andalucía, hace unos meses, con el siguiente argumento: “Hablamos de un proyecto turístico y deportivo para la ciudad de Jaén con 18 hoyos, con lo que se convertiría en el primero de estas características en la provincia. Al ser considerado de Interés Turístico, cumple con todos los requisitos exigidos por la Junta, como que sea sostenible desde el punto de vista del consumo de agua, respete el medio ambiente y que tenga viabilidad”. Nadie se puede engañar, pretender que una empresa privada invierta una gran cantidad de dinero en espera, exclusivamente, de obtener rentabilidad de los tiques de juego es una quimera. Otra cosa es que esa operación se haga con luz y taquígrafos, respetando la legalidad vigente. Que sobre la base de la construcción del campo está el desarrollo urbanístico de la zona es obvio. Pero así ha sido en todas las ciudades donde se ha construido un campo de golf de base privada. Lo que no puede hacer la Administración, en este caso el Ayuntamiento, es desentenderse de la creación pública de las infraestructuras del golf en Jaén y luego tampoco aprobar la privada sobre la base de que es especulativa. ¿Qué hacemos entonces los aficionados del golf en esta bendita ciudad? En relación a todo lo dicho y, cuando se produce una decepción de este tipo, —ya son unas cuantas en los últimos años—, siempre me surgen algunas preguntas: ¿Alguien se puede explicar por qué todas las capitales de provincia de España tienen un campo de golf cerca? ¡Ojo, estamos hablando de ciudades como Teruel (35.000 habitantes), Soria (40.000), Ávila (58.000), etcétera. ¿En todas estas ciudades el golf es viable y en Jaén no?
Lo más triste de lo que ha ocurrido con el fracaso de este proyecto, aparte de los sueños e ilusiones rotas de muchas buenas personas, amigos y compañeros en este noble y difícil deporte, como Pele, José Luis, Osamah, Pepe, Miguel Ángel, Pedro, José Lázaro y otros muchos más a los que pido disculpas si no los menciono aquí, es que es un síntoma y reflejo de lo que ocurre en nuestra tierra y, en particular, en nuestra ciudad. Proyectos, negocios, que en otros sitios más pequeños funcionan aquí no lo hacen, pero es que ni siquiera se les da la oportunidad de nacer sin que, en muchos casos, se esgriman razones convincentes. Tampoco vale, en el caso del golf, decir que el número de federados en la capital y en la provincia es pequeño. Que tampoco lo es tanto, pero es que cualquier estudiante de primero de empresariales sabe que a la hora de planificar y establecer un negocio o empresa no se puede hacer una foto fija de la situación a día de hoy. Esto echaría para atrás cualquier proyecto. Imaginemos que Steve Jobs hubiera confiado que sólo le comprarían sus productos los usuarios de móviles de aquel momento. Nunca hubiera llegado donde llegó. Él pensó que aquello tenía un amplio margen de crecimiento y expansión y ya sabemos lo que ocurrió.
En mi caso sólo puedo dar testimonio de que el golf es un deporte precioso, de lucha y superación personal contra un elemento inamovible, inmutable como es el Campo. Un deporte que pone a prueba la resistencia psicológica del ser humano, pero también que crea y consolida relaciones humanas realmente duraderas y fructíferas y que, además, se puede practicar hasta edades en la que casi ningún otro es posible. Yo, que vengo de otros deportes como el tenis, jamás pensé que el golf pudiera despertar en mí el interés y el instinto de superación como lo hace cada día. En serio, engancha de una manera que no se pueden imaginar. Sólo les pido que le den una oportunidad. Para mayor épica se trata de un deporte que practicamos en Jaén en condiciones no ya precarias sino tercermundistas, con una cancha de prácticas (que es pasto de los conejos), como única infraestructura en 60 kilómetros a la redonda. Algo que debería sonrojar a los poderes públicos. A veces cuesta definir lo que se entiende por una sociedad avanzada, moderna. Pues quizá aquella cuyos gobiernos priorizan el deporte, lo apoyan y lo valoran de forma integral, en base a los beneficios de todo tipo que genera en las personas.
Para terminar, me gustaría dirigirme a los escépticos y a todos aquellos que tienen una mala opinión de mi deporte, así como a las instituciones. Parafraseando lo que el abogado que encarna Matthew McConaughey, en la película “Tiempo de Matar”, dice al jurado en su alegato final: “ ...Y ahora piensen que la niña es blanca...” les digo: ¡Y ahora piensen que, además de todos los beneficios referidos, también crea riqueza, mucha riqueza!