El filme de Amenábar

12 oct 2019 / 11:03 H.

La sala de cine estaba repleta de gente expectante ante el estreno de la nueva película del director Amenábar, titulada “Mientras dure la guerra”. Me desplacé desde Nerja a Málaga exprofeso para verla. Advierto que no es mi intención hacer un “spoiler” del filme y he de reconocer que me gustó. El protagonista principal de la trama histórica es el ínclito Miguel de Unamuno (el actor, Karra Elejalde), filósofo, escritor y rector de la Universidad de Salamanca, que sorpresivamente había colaborado económicamente con la rebelión militar de los generales; lo que supuso, entre otros motivos, la destitución inmediata del cargo por orden del presidente de la República, Manuel Azaña. Una vez tomada la ciudad salmantina, los generales rebeldes se reunieron en el aeródromo con el fin de elegir el generalísimo de la Junta de Defensa Nacional. La mayoría recelaban de Franco, aunque al final fue el votado; seguidamente firmaron el documento del acuerdo, previa una adición al texto, que decía: “mientras dure la guerra”, es decir, por tres años de mandato. La realidad ya la conocemos. A los pocos días, fue restituido como rector el profesor Unamuno. Sin embargo, las tristes noticias se van sucediendo con celeridad: le informan que el regidor socialista de la ciudad ha sido asesinado y que sus dos mejores amigos han sido ejecutados, acusados de rojos y masones. El profesor cambia radicalmente la percepción de la contienda y en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, en presencia de Carmen Polo que presidía el acto, interviene desde el atril de oradores con dureza y energía respondiendo al discurso racista de Millán- Astray. El histérico general desde la mesa de autoridades le espeta la célebre frase: “Muera la inteligencia...”, a lo que él le responde: “Venceréis, pero no convenceréis, porque convencer es persuadir...” La presencia en el acto de la señora de Franco evitó la probable ejecución del intelectual, que fue, otra vez, destituido del cargo y confinado en su casa.

Ya en la vida real, me quedé estupefacto cuando vi en la tele varias intervenciones, al menos inoportunas. Entiendo que lo momentos electorales se prestan a algunas estulticias propagandistas. Pero, en esta ocasión algunos se han extralimitado. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, joven política de apariencia “modosa”, intervino en la Asamblea de Madrid haciendo una interpelación sobre la Memoria Histórica, acusando a la izquierda de querer regresar a los tiempos de la quema de iglesias y relacionando el delicado asunto con la exhumación de Franco, que dicho sea paso ha sido avalada por los seis magistrados del Tribunal Supremo. A las pocas horas, la presidenta rectificaba sus peligrosas palabras después de hablar con su presidente Pablo Casado, que se hallaba ocupado en su viraje hacia el centro político. En la misma línea de ofensa, o peor, entra en escena el diputado de Vox, Ortega Smith, entrevistado en el programa “los desayunos de TVE”, exhalando por su boca un aluvión de falacias e improperios, afirmando que las “Trece Rosas” fueron mujeres republicanas de izquierdas fusiladas por torturadoras, violadoras y asesinas, contradiciendo así a la propia sentencia del Consejo de Guerra, que decía: “Adhesión a la rebelión”. Mas, si con eso no fuese suficiente, apareció en el plasma un grupo ultraderechista en la ciudad de Valencia boicoteando en un cine la emisión de la película “Mientras dure la guerra”.

Termino con un mensaje esperanzador sobre la necesidad de que cuidemos la paz, y la única manera de hacerlo es preservarla de todo tipo de acciones y manifestaciones políticas radicales, porque en nuestra sociedad democrática actual no tiene cabida ningún resentimiento ni venganza dialéctica.