El exploramentum

    11 nov 2021 / 16:36 H.
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    He tenido una epifanía en el aseo del dentista. Me veo despeinada, el rímel corrido, dos algodones en mi boca desdentada y pienso: “yo debo ser algo más”. Para indagar en esta cuestión decido crear una religión porque las religiones son únicas para explicar lo inexplicable, como que un ángel se aparece a una virgen y le anuncia que parirá al hijo de un dios. Bien es cierto que, a cambio de dejarnos creer en fantasías, las religiones nos atan a algunas adicciones de la mente como el fanatismo, el miedo o la culpa que nos sujetan a los sistemas de creencias de otros. Mi credo universal (pues ser universal es obligatorio) tendrá tres mandamientos. Primero: da igual el nombre del dios, diosa o dioses sobre los que se originen mis creencias. Segundo: al no poder demostrarlas, las creencias se reducen a un fenómeno individual. Tercero: cualquier creencia es incompatible con ritos o normas y, por tanto, con la penalización de su incumplimiento. Mi confesión de fe tendrá un solo sacramento gozoso: el exploramentum que consiste en jugar con la vida y explorar su exuberancia desterrando toda limitación que nos inhabilite para el gozo. Ya con más ánimo, vuelvo a mi potro de tortura sonriendo.

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