El español vehicular

    25 nov 2020 / 16:17 H.
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    El pasado miércoles, tras la presentación de uno de sus libros, el escritor peruano reconocido con el Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, remarcaba que la supresión del español como lengua vehicular —en clara referencia a la nueva ley de enseñanza— es una “idiotez sin límites”. La ministra Celáa, por su parte, como responsable de la nueva redacción legislativa, argumentaba que esto no supondría la desaparición del castellano en las aulas, sino que el objetivo marcado sería que los estudiantes —y “estudiantas” (esto último es mío, entiéndase la ironía)— aprendan por igual el castellano y su lengua cooficial... o lo que es lo mismo justo lo que ya se venía haciendo atendiendo al mandato constitucional del 78. Pero claro, la ministra volvía a aclarar: “El sistema educativo debe asegurar que al finalizar la educación básica todos los alumnos y alumnas tengan un dominio pleno en la lengua castellana, en las otras lenguas oficiales donde lo sean, y en, al menos, un idioma extranjero, deseablemente dos”. Insisto, lo que se ha hecho y se hace. Pero es que, además, debemos recordar que nuestra Constitución Española, en su artículo 3.1, nos dice textualmente que “El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla”, es decir, es nuestra lengua vehicular, aparte de que en aquellas comunidades en que exista otra lengua oficial, se tenga, igualmente, el deber de conocerla y el derecho a emplearla conjuntamente con la lengua de Cervantes. ¡Qué ganas de meternos en problemas! En plena pandemia, nos andamos buscando polémicas absurdas, cuando lo que se debería hacer es consensuar y establecer unos acuerdos mínimos inamovibles en las leyes de educación que sirvan de columna vertebral duradera y consistente y que dejen ya “sus señorías” de andar mareando la perdiz en algo tan importante como es la educación, o más bien la Educación con mayúscula, esa misma de la que carecen muchos de nuestros gobernantes. Ya lo dijo Machado, “España de charanga y pandereta”, toda vez que entra un gobierno nuevo, consigue empeorar la ley anterior sin contar con los docentes... ¡Ja!

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