El espacio de un folio en blanco

    14 nov 2024 / 08:57 H.
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    Te miraba sin saber qué decirte, estabas ahí como retándome, como si quisieras desalentar mi tiempo. Yo sabía que nada podía hacer en ese momento. Las ideas parecían haberse esfumado y no hallaba nada. Ese blancor tuyo que aturde cuando parece haberse perdido todo, me dejaba perpleja. La nada abrumadora con que me mirabas me dejaba exhausta, no podía con la amarga sensación de experimentar cómo, de un soplo, habían desaparecido todas aquellas ideas que antes surgían sin apenas esfuerzo.

    Tu color me desesperaba, las palabras no querían estamparse sobre tu abrumante mundo. Y te reías de mí como esa risa que no encaja en situaciones tensas. Yo no sabía qué decirte, ni siquiera surgían vocablos negativos donde dejar en ti aquellas emociones sin sentido. Al mirarte, tu blanco potente, me relegaba a un absurdo vacío donde la rima había caído inmisericorde, ante esa situación desesperada.

    La fuente de la poesía parecía haberse secado, el canto de su magia transparente, su música plena de sensaciones, el hilo de su conexión al interior del alma era tan fino, que apenas se advertía en la noche callada. El tiempo pasaba inclemente en las agujas que no se detenían por nada. La onomatopeya de su voz me hacía pensar que debía aceptar la derrota y que el folio en blanco había vencido a pesar de todo. Qué podía hacer ya, sino dejarme envolver en el vacío de aquel blancor uniforme y plano.

    Cuando ya estaba a punto de desistir del intento y abandonar, en ese momento, apareció de repente una idea. Me preguntaba cómo habías conseguido tan fácilmente que casi me rindiera. Y, a pesar de la frialdad que escondes en tu blanco, pudo surgir de nuevo la suave melodía, y mi alma de poeta volvió al encuentro fantástico de la rima; y la creatividad volcó el tarro de su aroma sobre tu cuerpo casi inmaculado, dibujándose en él las palabras brotando del manantial donde nace la poesía. El desafiante espacio de tu blanco, me demostró que, aunque pueda parecer que me ha-yas sometido, siempre quedarán los colores, aromas y sensaciones de la naturaleza y es allí donde lo puedo recuperar todo. Lo siento, folio en blanco, te he vencido de nuevo.



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