El encuentro
Siempre pensé que sería negra y dolorosa. Que me produciría terror o miedo y la verdad, no es para tanto. Si los vivos lo supieran le temerían más a la vida. Creo que hay gente a la que le duele morir solo por envidia a los que se quedan, y porque no pueden aguantar que otro ocupe su lugar y su espacio, y se coma sus chuletas, y se beba su vino, y se adueñe de sus cosas. A otros les duele porque hacen daño a los que se quedan, y porque más que dejar cosas, dejan vacíos y ausencias. Huecos de escaleras llenos de vivencias. Si no hubiera sido por esos daños y esos vacíos, hace tiempo que estaría contigo. Nada me queda por hacer aquí salvo recordarte, y ya no quiero recordarte más. Quiero estar contigo sin que seas solo un recuerdo. La muerte es bella si me acerca a ti. ¿Qué se siente al ser solo un recuerdo doloroso en el corazón de los demás? Pronto lo sabré. Pronto me uniré a ti esta vez para siempre, para ver las lunas de Segura pasar al filo del Camposanto. Mañana veré amanecer desde tus ojos y mis manos volarán entre los vientos que acariciaron tus labios. Tus lágrimas caerán sobre mi piel y tu olor será mi único perfume. Desde nuestro escondite esperaremos a nuestros hijos y nietos. Sin prisa. Ellos no tienen ninguna. Compartiremos nuestro cielo de terciopelo negro cuajado de estrellas y lunas con aquellos que no nos olvidan. El ciprés y la encina siempre estarán.