El disfrute
Entre Aristipo de Cirene y Epicuro nos traen perturbados. Sus doctrinas hedonistas continúan teniendo actualidad, a pesar de los siglos y los desengaños. El placer se ha impuesto por encima del sacrificio y la privación. La concupiscencia y el erotismo, especialmente, son objetivos facilones, lascivos e inevitables en el orden del día. En suma, es más cómodo y apetecible el regodeo que el sufrimiento, el gozo más que el dolor.
Bueno, dicho sea de paso y para contradecir lo anterior: a todos nos gusta el disfrute, ya sea por esto o por lo otro. Basta con dar una vuelta por los sinónimos: contento, alegría, regocijo, animación, fiesta, expansión, diversión... y también juerga y alboroto. “Déjalo que disfrute”, decían y dicen nuestras abuelas. “Para cuatro días de vida hay que pasarlo lo mejor posible”, recomendaba y recomienda el viejo amigo. “A disfrutar”, decimos a nuestros pequeños cuando llegamos al lugar de vacaciones; o cuando acudimos a unos festejos programados en nuestros pueblos y ciudades: o cuando asistimos a algún espectáculo deportivo o musical... Mejor, ante una carta de restaurante, con buenos vinos y mejores viandas. Conocí a una viejecica que, en un arrojo de agradar a su nieto, dadas las circunstancias de la penuria de la posguerra, cada vez que le tocaba quedarse con el pequeño, lo inflaba de comida hasta casi reventar. El chiquillo engordó como un marrano, hasta el punto de deslumbrar con sus mofletes rojizos y brillantes. Mientras la abuela le daba el comestible, le recitaba “¡Telesforo, disfruta!” Y con este apodo fue conocido en su niñez, adolescencia, y juventud. El goce, el deleite, la complacencia, no son cuestiones de hoy. Aparecen radicados, casi consustanciales a los humanos. Desde la Antigüedad se plantearon por los sabios, que buscaban soluciones, que justificaban las reacciones más primarias, que evidenciaban nuestras debilidades El hedonismo perseguía y persigue, generalmente, el aumento del placer y la disminución del padecimiento. Naturalmente que existen diversas formas de delectación, no sólo sexual, pero podría decirse, en general, que una mayoría piensa en esto último. ¿Nos estamos pasando?