El día del abuelo

20 nov 2019 / 09:18 H.
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Hace muy pocas fechas les hablaba de la muy diversa constitución de días para homenajear, recordar, ayudar y cosas así, siempre positivas. Sé que existe el “Día de los Abuelos”, aunque no recuerdo la fecha en que se celebra. No importa, para mí el día del abuelo es hoy, precisamente 20 de noviembre, porque tal día como hoy nació mi primera nieta, María Jesús, la que me regaló la enorme alegría de ser abuelo, una satisfacción que, dos años después, engrandeció aún más mi nieto Miguel Ángel. Para mí, ser padre y, sobre todo, abuelo fue un regalo del cielo que nunca podré agradecer bastante. Fue un regalo de vida, de ilusiones que no se apagan con el paso de los años. Un premio, que gracias a Dios, disfruto cada día, porque siempre hemos vivido juntos, en el mismo hogar. Y esto es una bendición. Estoy escribiendo este pensamiento que me sale del alma, mientras en la pequeña pantalla están dando “Got Talent”, un programa que busca talentos que puedan superar el talento de uno de los cuatro jueces, Risto Mejide, que es el más listo de la clase. Un hombre que sabe de todo, opina de todo y exige tener razón. No cabe duda de que es una persona inteligente, hasta brillante, y lo demuestra con frecuencia, pero es insoportable por su arrogancia, su anacronismo, su falta de respeto a ciertos concursantes. En “Got Talent” el genio, el talento, la verdad, los tiene él y no hay más protagonistas. Es controvertido en sus valoraciones y piensa que el protagonista del espectáculo es él, que los telespectadores vemos el programa para verle a él. Es muy posible que deje de ver el programa por no aguantar sus intelectuales y magistrales lecciones sobre cultura artística y comercial, sobre todo por la forma en que las da. Tampoco es que Risto me cause ningún trauma, es un profesional diferente y esto no es ningún problema, a veces es una virtud. Solo que me cansa su actitud impredecible que le lleva hasta a contradecirse. Por lo demás todo se olvida, excepto que hoy es el cumpleaños de mi nieta, la que me dio el título de abuelo, una responsabilidad que no sé si supe cumplir como Dios manda y tampoco podemos olvidar que esta noche nos reuniremos la familia, más Pablo, novio de mi nieta, uno más de la familia, y los nerviosos Chuky y Neko, los dos perros amigos fieles que moverán la cola nerviosos, mientras mi nieta sopla las velas.

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