El día de la marmota

    10 jun 2025 / 08:55 H.
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    Como en aquella película de Bill Murray, a veces siento que la vida es un “déjà vu”. Suena el despertador con la misma música, a la misma hora, desayuna uno con las mismas noticias y se reviven los dramas de cada día, el mismo desfile de personajes que han convertido los magazines en un sálvese quien pueda de la más horrenda telebasura. Los mismos tertulianos metiéndose un pastizal por decir aquello que les marque su línea editorial, los presentadores rendidos a las precisas instrucciones de cada cadena. Luego escuchamos las frases y palabras nuestras de cada día: esto es un esperpento, un espectáculo obsceno, lamentable, bochornoso, vivimos en la desinformación, el fango y el bulo creado a la medida de cada ideología y desmentido o no según convenga. Y así cada día, cada uno a lo suyo, sin tregua, empeñados en tener la razón absoluta, en no reconocer errores, en tratar al ciudadano como idiota y al adversario como enemigo irreconciliable. Quizás no merezcamos la degradación de esta penosa clase política, pero ¿y si sí?

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