El detective con arte

No se oculta bajo el ala de un sombrero ni envuelto en una gabardina de color plomo. Ni siquiera, hasta donde yo lo conozco, fuma cigarrillos a lo Humphrey Bogart. Dicho de otra manera, rompe con los estereotipos del detective privado sustentados durante décadas por el cine y la literatura del género negro. Nacido en Deventer (Países Bajos) hace 53 años, este investigador privado, apodado el “Indiana Jones del arte” lleva ya algunos años dedicado a desentrañar los delitos más intrincados en el brumoso mundo del mercado negro de obras de arte. En su último caso ha conseguido que los ladrones de una antigua y sagrada reliquia, de más de mil años, un relicario de oro, custodiado en la iglesia de Fécamp (Francia) y que supuestamente contiene la sangre de Jesús, ahí es nada, devuelvan esta joya a sus legítimos propietarios. Este singular personaje cuenta con otros logros importantes como el descubrimiento de los famosos caballos de Hitler, así como un anillo que perteneció al insigne Oscar Wilde, sustraído en 2002 de la Universidad Magdalen College en Oxford. Me estoy refiriendo al ya famoso detective de obras de arte Arthur Brand.