El de los Beatles

Mis navidades, bien. Que dice mi suegra que uno de los Beatles era de su pueblo. Que cantaba estupendamente pero que ni el padre del muchacho, que se llamaba Francisco, ni su madre, Vicenta, lo vieron actuar porque en esa época no había tele. Me lo cuenta al ver un grupo de cantantes en un programa de variedades. Luego, en las noticias, aparece el rostro de varios inmigrantes africanos rescatados por una ONG. Ella va leyendo despacio los rótulos: “El Gobierno de Italia prohíbe las operaciones de salvamento múltiples y está obligando a los barcos a dirigirse a puerto”. Me dice que en su pueblo había gente un “poquillo” racista, pero que ella no. Que más abajo de su casa vivía un extranjero blanco que se había casado con una negra y que tenían un niño y una niña, cada uno de un color... Yo arremeto contra esa Italia facciosa y esta Europa envejecida que destina casi el triple de dinero a blindar sus fronteras frente a la inmigración irregular que al refugio de personas. Al fondo de mi perorata escucho a mi suegra sentenciar que las personas son como los huevos; que unos son morenos y otros blancos, pero que por dentro todos son iguales... Y pienso: “Si es que lleva razón en todo lo que dice”.