El crack

18 sep 2019 / 09:03 H.

Ya no me quedará demasiado tiempo pero aún así estoy temiendo que llegue el día en que no entienda nada de lo escucho ni de lo que leo. Cada día se emplean más anglicismos a la hora de escribir y de hablar y a los carrozas nos viene ya muy largo. Comprendo que no hay más remedio que tratar de ir cogiendo el paso porque, si no, no te enteras de nada. En mis tiempos, a los grandes futbolistas, por ejemplo, se les llamaba figuras, ahora se les dice cracks. Y ya está suficientemente asimilado, se entiende como tantas otras palabras extranjeras; lo peor viene a la hora de tener que escribirlas. Pero bueno, nos esforzamos en comprenderlo y está bien saber cada día más. Por eso, no se extraña nadie de que en el concurso televisivo “Got Talent”, donde está claro que lo que se buscan son nuevos talentos, esta definición también se cambie por la de crack. El pasado lunes se inauguró en Telecinco una nueva temporada de “Got Talent”, como dije, en busca de talentos, partiendo del hecho que el máximo de ellos del programa, el auténtico crack, es Risto Mejide, que continúa sintiéndose protagonista principal del programa, llamando la atención con sus no siempre coherentes calificaciones y actuaciones a los concursantes. El hombre no podrá evitarlo, y así hay que aceptarlo si se quiere ver el concurso. En este primer programa sorprendió la actuación de Hugo Molina, un niño onubense de dos años de edad, que tocaba el tambor con un ritmo y una medida increíbles. Fue la sensación de la noche. Estuvo mucho mejor y destacó más que Risto. Conste que no me cae mal Risto Mejide y, en ocasiones, tiene frases inteligentes. Mucho peor caen ciertas decisiones de los políticos, sobre todo las que se refieren a la subida de los impuestos que más afectan a los que menos tienen. Parecen dedicar todo su tiempo a buscar nuevos cauces para gravar al ciudadano. En Zamora, el Ayuntamiento ha creado un nuevo impuesto que deberá pagar todo aquel vecino que tenga un perro en su casa. Serán 9 euros anuales para colaborar al pago de los gastos que ocasionan los chuchos en la ciudad. No es que sea una ruina, pero se les pide a los ciudadanos que sean cariñosos con los animales y se les dice una y otra vez que los recojan, que los adopten, que los cuiden. Y los políticos, con la caña puesta para agravar un poco más el asunto. Son unos cracks.