El cortapuros

06 ago 2019 / 10:20 H.

Sí, aunque parezca difícil, aún hay cosas que sorprenden y preocupan a los ciudadanos. Tenemos el triste convencimiento de que ya nada puede extrañarnos, porque el desmadre de la sociedad está tan incontrolado que las mayores atrocidades se digieren a pesar de que se nos atraganten. Tenemos la convicción de que la sociedad no tiene límites en su maldad y el presentimiento de que la justicia no nos protege. Los abusos, la corrupción y las estafas están tan generalizados que lamentablemente nos van pareciendo normales. Nos estamos dejando invadir y vencer por la indiferencia, el conformismo, dejándolo todo a lo que Dios quiera, en sus manos, sin pensar en aquello que siempre se dijo de “ayúdate y Dios te ayudará”. Hay que confiar en Dios, pero hay que correr cuando la ocasión lo exige. Y esta sociedad lo está exigiendo. Es hora de que dejemos de estar resignados y contemplativos. En la noche del pasado sábado seguí por televisión un debate sobre la proliferación de las manadas que se dedican a acosar, agredir y violar a jóvenes muchachas, incluso menores de edad. Desde el año 2017, hasta la fecha, se han producido en España 150 violaciones múltiples. Solo en lo que va de año, han sido 37. Una canallada ante la que no debemos estar impasibles, especialmente cuando hemos conocido algún juez como Ricardo González que, al parecer, se lo pasó pipa viendo el vídeo de cómo cinco machotes violaban a una joven en las fiestas de San Fermín. Y no fue capaz de condenarlos. Después de aquel escándalo que levantó la ira de todo el país, las violaciones múltiples se vienen intensificando, como hemos visto, con esos jugadores de la Arandina, y otros desalmados en Manresa, Bilbao, etc. He estado varios meses sin fumar, pero ahora fumo muy poquito. Lo hago para matar el tiempo sabiendo que, el tabaco que nos ayuda a matar el tiempo, puede acabar matándonos a nosotros. Y mientras veía este debate alarmante en la televisión, estaba cortando un puro con mi cortapuros, porque fumo en pequeñas porciones. No pude evitarlo, cuando se hablaba de esta manadas sin conciencia, miré el cortapuros y pensé en qué pasaría si fuera un “cortachorrinas”. ¿Podría convencer a los violadores para que depusieran su actitud? Pero no me hagan caso, fue solo un pensamiento fugaz, una broma macabra, porque uno tiene hijas y nietas. No estaría de más que la justicia fuese más contundente.