El corazón helado

    01 feb 2025 / 09:42 H.
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    Hoy se acaba el mes y caigo en la cuenta de que aún no he hecho mis propósitos de año nuevo, será que 2025 es un despropósito en sí mismo. Las noticias que nos llegan de las distintas partes del mundo nos encogen el corazón, por muy bien pertrechados que estemos, por muy gruesa que sea la capa que nos ponemos cada mañana para que nos resbalen las desgracias ajenas, al igual que la lluvia se desliza por los cristales de las ventanas de nuestras confortables casas sin lograr entrar nunca; aun así, no podemos dejar de conmovernos. Puede ser la mirada de un niño hambriento en cualquier país de África, la sangre en el cuerpo destrozado de un civil en la Franja de Gaza, la devastación en una ciudad ucraniana o el barro que sigue siendo el vil protagonista en los pueblos arrasados por la dana. Me duele y mucho, la expresión despiadada de un gobernante al que no le tiembla la mano cuando firma la expulsión de miles de inmigrantes o la retirada de subvenciones a los países más pobres, entre otras cosas a cual más cruel. A veces, tengo la angustiosa sensación de que estoy viviendo una distopía, que el futuro que nos espera es peor que nuestro pasado. Enero nos deja lluvias, frío y nieve y, como diría mi admirada Almudena Grandes, el corazón helado.



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