El club de los idiotas
Hoy pocos lo recuerdan, pero Franz Fischler, el que fue Comisionado de la UE para la Agricultura, el Desarrollo Rural y la Pesca, vino a Jaén a finales de los 90 del siglo pasado. El aguerrido y barbudo tipejo austríaco, responsable de decidir sobre el futuro del olivar, en su indisimulada ignorancia, llegó, cogió unas aceitunas del árbol y se las echó a la boca. ¿Pensaba el buen hombre que eran manzanas? No había visto un olivo en su vida. Sirva lo que fue más que una anécdota, como base para darnos cuenta en manos de quien ha estado el futuro de nuestros campos y sus cultivos. En la Comisión Europea es como si tuviesen a bien ir poniendo en cada negociado, a quien menos entiende del asunto. Los sistemas de cuotas, contentar a todos, consiguen que los ciudadanos quedemos atónitos. Por otra parte, los hay que sostienen que se nombran así de forma premeditada; con ello los lobbys económicos tienen más fácil el gobernar en la sombra. Sea como fuere, así nos va. Con majaderos de tal calibre, solo nos queda reir por no llorar, porque lo que es gracia, ninguna.