El chacachá del tren

    29 ene 2020 / 09:37 H.
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    Las veces que he escrito en estas mirillas indiscretas del tren de Jaén, más las que te rondaré, morenaza mía, porque en esta noble y leal ciudad, guarda y defendimiento de los reinos de Castilla, cosa de la vías y sus modernas locomotoras eléctricas es un cuento de pan y pimiento de nunca acabar. Desde que Isabel II inauguró el tren de jaén todo sigue igual o a peor. Tanta dejadez histórica respecto a un tren digno no se la merece la ciudadanía, empeñada en votar a los de siempre, incluidos los cuneros que salen elegidos por Jaén, pero que a la vuelta de al esquina, una vez ocupado el escaño no vienen por Jaén ni se acuerdan que el tren es un deseo que nunca será realidad en este Santo Reino, que solo sabe que existe el Ave, y aquí seguimos viajando en el avestruz de carne y hueso. Así es, lo que nunca debiera de haber sido. Los políticos, ya digo que desde Isabel II no han hecho nada concerniente a conectar Jaén con Madrid y el resto de España con trenes adecuados al tiempo de la tecnología ferroviaria, que ya está bien, señores políticos votados por Jaén, que sigamos todavía con el tren botijo. Ahora se comenta en los mentideros de la vacua propaganda política que hay un proyecto de cambiar la estación a otro lugar para evitar el taponamiento urbanístico, pero que se quedará en agua de borrajas como siempre ha ocurrido.

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