El centro vaciado

Cuando hablamos de la España vaciada, rápidamente fijamos la vista en territorios del centro peninsular, también en muchas aldeas jiennenses diseminadas por el territorio. Raramente nos percatamos que este movimiento también ocurre en nuestras ciudades. Ejemplo claro de ello es la capital. El centro se vacía a pasos agigantados. Curiosamente con la connivencia de una política municipal que incentiva grandes superficies comerciales y de esparcimiento en el extrarradio, dejando el corazón hecho un páramo. A la situación de éxodo poblacional se le une el cierre inevitable del pequeño comercio, base y sustento de un mínimo tránsito de personas. Cuando en los años 60 del s. XX se fomentó la huida hacia los grandes núcleos se dejó desarticulada media España. Nada parece que hayamos aprendido, ahora repetimos la fórmula a nivel local. Y no, no es desarrollo, quien así lo crea que vaya a ciudades como Berlín, los grandes centros comerciales y de ocio están en el corazón de la ciudad, lo que ha ayudado a fijar población y dinamizar el centro. Lo rural muere, las ciudades también.