El castigo sin venganza

    22 jun 2021 / 13:36 H.
    Ver comentarios

    La ley del talión es un principio de justicia retributiva por el que la norma imponía un castigo que se identificaba con el crimen cometido con el propósito de obtener reciprocidad. El término talión procede del latín “talio, -onis”, que deriva de “talis, -e”, semejante, de donde viene la palabra “tal”. No se refiere, por tanto, a una pena equivalente, sino a una pena idéntica. Ya el código de Hammurabi, allá por el siglo XVIII a. C., y la ley mosaica del Antiguo Testamento, nos hablan de ella, siendo su fórmula más conocida “ojo por ojo, diente por diente”. El cristianismo quiso ponerle freno con el sermón de la montaña, donde proclama un nada fácil amor al enemigo. De cualquier forma, y aun sin ánimo de revancha, lo de tragárselas dobladas y poner la otra mejilla acaba por cansar al más pintado. Y es que eso del perdón está sobrevalorado. No hay justicia sin castigo. Un mal causado con el fin de dañar u obtener un beneficio, sea infligido a un individuo o a una sociedad, país, en su conjunto, merece un castigo justo y proporcionado. Sin venganza, que diría Lope de Vega. Solo juzgar y hacer ejecutar lo juzgado. La justicia no es café para todos, sino dar a cada cual lo que le corresponde y merece.

    Articulistas