El cante de la trilla
Los palos del flamenco sobrepasan los cincuenta, bastantes de ellos entroncados del árbol de una misma familia. Los cantes del campo, por tanto, pueden ser, entre otros: Los campanilleros, las serranas, las vidalitas de ida y vuelta, la bambera, la gañanera, la besanera o la trillera, de la que voy a escribir algo de lo poco que sé. Juanito Valderrama, nuestro inolvidable cantaor universal, aunque lo nieguen algunos remilgados flamencólogos, algo miopes. Sí, nuestro paisano todo lo cantaba bien, y además con conocimiento de causa, razón, además, de su demostrada práctica a lo largo y a lo ancho de su dilatada vida como cantaor, un cantaor que tanto le gustaba a la “Niña de los Peines” que le cantara junto a su esposo, el también cantaor flamenco, en su bar de la calle Sierpes, conocido como “La Campana”. Tengo una cinta con gañaneras y trilleras que las oigo de vez en cuando, y me encuentro a gusto. La mies en la era. El campesino está montado en el trillo tirado por un malo, están dando vueltas sobre las espigas, y el trillero sin más guitarra que las chicharras, canta unas coplas que hasta los gorriones que pululan por allí se vuelven locos haciendo palmas.