El cambio que viene

21 mar 2019 / 13:33 H.

Nunca beberás dos veces el agua de un mismo río (a menos que se estanque, deje de correr y se convierta en fuente, que no río).

El río está en peligro. Los jóvenes han dicho basta y protestan contra la inacción política frente al calentamiento global. Avisan que no es una moda pasajera, que vienen a quedarse y a robustecer un movimiento que en España aún solo ha logrado reunir a unos cuatrocientos estudiantes. Los jóvenes que se están movilizando por el clima son chicos y chicas adolescentes que van a ser los que encabecen el próximo movimiento masivo en España bajo la denominación de “Ola Verde” o “Marea Verde”.

El “Friday’s for Future” es ya una realidad, está aquí y su marcha ya es imparable, el 15M climático es un hecho y Greta Thunberg, su lideresa internacional. El recuerdo me lleva a rememorar a los centenares de mujeres que el día 8 de marzo salíamos a la calle (y seguimos saliendo), a reivindicar la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Durante décadas en ciudades como Jaén no se llegaba al centenar ni en sueños. Era un movimiento en el que algunos hombres se manifestaban apoyando la reivindicación. Administraciones y las escasas asociaciones de Mujeres Feministas en la época, era lo que había. Tras muchos esfuerzos se consiguió que las políticas de Igualdad tuviesen visibilidad real y se promulgara una Ley propia, criticada por muchos sectores de la sociedad que la consideraban innecesaria y, sobre todo, poco conveniente, y aplaudida por una gran mayoría de mujeres que consideramos que es imprescindible para la consecución de la igualdad real. La constancia y sobre todo las políticas de Igualdad han hecho que este movimiento que ya se venteaba imparable, se haya convertido en una Marea Morada de mujeres de todas las edades y condiciones a la que cada vez se unen más hombres dispuestos a apoyar a sus amigas, hijas, madres, esposas, hermanas, compañeras... No es una moda, es una necesidad. Ahora que al fin somos conscientes del grave problema de la natalidad en España, se hace necesario reflexionar sobre las causas de este problema “largamente anunciado”. Somos el país con menos nacidos vivos por mujer en edad fértil de Europa. La falta de expectativas en los jóvenes, que ha condicionado la estabilidad para formar una familia, la incorporación de la mujer al mundo laboral, las dificultades para conciliar la doble jornada con la ayuda familiar, además de la precariedad laboral y la brecha salarial que se ceba con las mujeres, son cuestiones que necesitan cambios legislativos, medidas concretas y eficaces en los programas políticos de los partidos, más allá de proclamas y frases altisonantes sin ningún contenido real. Ya estamos en vísperas de unos largos procesos electorales, a los partidos políticos hay que exigirles que se comprometan a decirnos qué medidas puntuales y concretas van a tomar para pofundizar en los procedimientos con el fin obtener la igualdad real entre hombres y mujeres en todos los ámbitos; detallar una agenda completa de pasos legislativos y materiales para reducir la emisión de gases de efecto invernadero hasta el 0% en 2050; cuáles son las medidas para la conciliación familiar dentro del respeto a la mujer, que contribuyan a elevar la tasa de natalidad. Naturalmente, deberían también establecer una buena reforma fiscal, equitativa y justa, para obtener los ingresos necesarios que hagan posible las políticas comentadas. Basta de hablar solo de Cataluña. Ya está bien.