El Camarín de Jesús

    13 abr 2022 / 16:04 H.
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    En la Carrera de Jesús, se ubica el Convento de San José, conocido también con los nombres de la Coronada y de Jesús, nada menos que en las cercanías de la Catedral, el Monasterio de Santa Teresa o el Torreón del Conde de Torralba. Su importancia se debe a su pasado conventual; la complejidad de su historia; los cambios de uso que ha experimentado; y a que acoge el Camarín de Nuestro Padre Jesús, “El Abuelo”, que provoca la devoción popular más sentida de Jaén. Un fraile, estrechamente vinculado a Teresa de Jesús, Jerónimo de Gracián, en 1558, fundó el convento de Carmelitas Descalzos, en unas casas cedidas por el canónigo Juan Pérez de Godoy, en el arrabal de Santa Ana. Hizo las trazas el maestro mayor de la Catedral, Blas Antonio Delgado y acabó las obras otro gran arquitecto, Gonzalo Rabanales. Para su financiación se contó con la aportación de 1500 pesos de plata que dejó en su herencia el capitán Lucas Martínez Frías, “Poca Sangre”, un jiennense que se había enriquecido en Perú, pero esta cantidad fue insuficiente y hubo que pedir la colaboración del Concejo y los vecinos de Jaén para su financiación. Como consecuencia de la desamortización, en 1835, el conde de Humanes compró el edificio y suprimió el convento y la cofradía que, a partir de entonces, fue utilizado como Colegio Militar de Cadetes, Regimiento Provincial, Comandancia de la Guardia Civil o grupo de viviendas. En 1960 se intentó demoler, pero, 20 años después, el Ministerio de Cultura, para garantizar su conservación, lo declaró Monumento Histórico Artístico. Entre 2000 y 2010, el Ayuntamiento lo expropió, la Junta de Andalucía lo declaró Bien de Interés Cultural y se realizaron obras de rehabilitación y conservación. La portada abre con tres vanos, mayor el central, una hornacina en la zona superior que exhibe al santo titular y, corona el conjunto, un frontón triangular con óculo. La iglesia está cubierta con bóveda de cañón y lunetos y cubre la capilla una extraordinaria cúpula con pechinas. Una pequeña capilla lateral acoge el Camarín de Jesús. El imaginario popular ha hecho suya la leyenda de que un anciano, de maltrecha salud, fue acogido en una casa, en la que en ella un banco exclamó: “¡Qué buen Nazareno saldría de ahí!” Tras encerrarse varios días en una habitación lo talló y desapareció. Los historiadores del arte, en cambio, dicen que fue un discípulo de Sebastián de Solís quien talló esta magnífica imagen de El Abuelo que, con tanto fervor, se procesiona en Viernes Santo en Jaén.

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