El buen descanso

22 nov 2016 / 12:10 H.

Afortunadamente hay jiennenses que ejercen como tales durante casi todos los momentos de su vida, como también los hay, y esto hay que agradecerlo mucho más, personas que sin haber nacido en nuestra tierra tienen auténtica vocación y profundo sentimiento de jaeneros. Gracias a los unos y a los otros, nacen iniciativas artísticas, deportivas, culturales y sociales que contribuyen al buen nombre de Jaén.

He tenido la suerte de conocer a muchas de estas personas generosas que regalan mucho de su tiempo —a veces también de su dinero— a favor de proyectos colectivos que llegan a tomar relevancia social gracias al trabajo desinteresado y silencioso de estos hombres y mujeres que aman su tierra.

Uno de esos hombres fue Juan de Dios Colmenero Moreno quien, durante toda su vida, se comprometió con infinidad de iniciativas encaminadas a mejorar cualquier aspecto de nuestra ciudad. Le conocí muy bien porque fue uno de mis grandes amigos y, porque así me lo pidió, colaboré en más de una de esas causas que él defendía junto a otros jaeneros que tenían idénticos ideales.

El fue, junto a amigos comunes como los ya desaparecidos Eduardo Pimentel y Juan Castellano, fundador de “La Cofradía de la Buena Mesa”, colectivo que procuraba promocionar y enaltecer la cocina jiennense a través de unos actos entrañables, normalmente en el escenario del Parador del Castillo, en los que siempre se homenajeaba a paisanos ilustres, como Andrés Segovia o Juanito Valderrama, además de mantener convivencias de hermandad con otros colectivos de toda Andalucía. Y puedo asegurar que eran convivencias entrañables, con contenido cultural y social siempre buscando reivindicar el nombre de Jaén.

Juan de Dios fue un jiennense de pura cepa, socarrón, con chispa, y abiertamente conversador. Y era tan curiosamente observador que llegó a escribir un libro sobre los apodos más corrientes de las gentes de nuestra ciudad. Un libro que no llegó a publicarse, pero que yo tuve en mis manos, aunque, eso sí, entre aquella montaña de motes no figuraba el suyo. Ya no importa. Mi amigo Juan de Dios Colmenero falleció el pasado viernes y ya goza del buen descanso. Mi condolencia para Isabel, su esposa, y sus hijos. La brisa de la Alameda nos traerá alguna vez los compases de aquel pasodoble que Manolo Vílchez compuso en su honor.