El bilingüismo fatuo

26 mar 2018 / 09:28 H.

Mi hijo va a un colegio bilingüe”. Y a partir de ahí no sabes si decirle hello al zagal, pedirle su Twitter o preguntarle por los Lores y su cámara... Sería muy arriesgado y pecaminoso, bendito tiempo de penitencia, afirmar que el sistema no funciona. En primer lugar porque habría muchos acólitos que se subirían a ese trono, haciendo de ellos una manifestación procesionaria. Y en segundo pero no menos importante, porque los sistemas suelen tener fallos y también depende (como diría un buen gallego) quién y cómo los aplique. Lo que nadie duda es que con el loable interés de la globalización y el sagrado intercambio de culturas, conviene que nuestros futuros dominen el arte de la comunicación. Sobre todo la oral, es época de oración. El problema viene cuando los herederos saben al dedillo las partes del cuerpo humano en la lengua de Hamlet pero piensan que “estar” es una estrella electrónica, o una famosa española del pop. Para solventar eso están sus abnegados, desinteresados y sobre todo desocupados padres (gracias por captar la ironía), para recordar, quien tuviere, u obtener, quien pudiere, esas vastas, cognitivas y políglotas nociones, toda vez que, o te haces un máster, o serás boquerón arrastrado por el water...