El bandeo en las aceras

    18 may 2023 / 08:50 H.
    Ver comentarios

    Dígame cualquiera si no se ha encontrado en algún momento en esta situación. Podría afirmarse que a diario. El verbo bandear tiene varias acepciones y casi todas vienen al caso: columpiar, mecer, balancear, oscilar, menear, bambolear... Pero si la acción se desarrolla en las aceras habría que añadir aquello de impedir, cabrear, titubear, exasperar, agriar, dependiendo de las prisas y del estado de ánimo. “Verbi gratia”: vas con cierta prisa por la acera y te encuentras con tres, a lo ancho, que se balancean hacia la derecha, si por allí intentas adelantarlas; optas por la izquierda y para ese lado se columpian. Parece como si te averiguaran por dónde intentas pasar para obstaculizar el paso, para cabrearte en suma. Otro caso: tres, cuatro carritos de la compra o de bebé. Esta vez la barricada es sólida y casi impenetrable. Se encuentran frenados, mientras que sus dueñas despotrican de esto y de lo otro. En resumen, un dique que exaspera hasta que, con buenos modales, consigues traspasarlo. De incivilidad son las colas frente a los cajeros bancarios. Se forman perpendicularmente a las fachadas, estableciendo un parapeto infranqueable que te conduce a la calzada, con el consiguiente peligro. El bamboleo no es exclusivo de un sexo u otro, claro está. Los hay que se empotran al suelo charlando o leyendo este anuncio o aquella esquela mortuoria, con el correspondiente comentario: “Que sí, hombre, que éste es el cuñado de aquella que se fue a...” En tanto, los viandantes se ven obligados al frenazo, deseando que las disyuntivas se resuelvan con celeridad. De pronto, te adelanta un monopatín que zigzaguea inquietante. El bandeo también se produce en otros escenarios y en otros momentos. Que conste que no es mi intención enclavarme en la política, pero, dadas las circunstancias de la actualidad, se siente uno en la tentación de observar atentamente el balanceo de los votantes y de los candidatos. Los titubeos no son buenos consejeros. En las aceras de lo cotidiano no es bueno columpiarse. El tránsito veloz, los grandes transportes, la velocidad, la congestión y su contra tienen su espacio: la calzada. Las aceras son peatonales, placenteras, para pasear... Todo lo que las exaspera, está de sobra.

    Articulistas