El apagón

    06 ene 2025 / 09:30 H.
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    La noche del viernes pasado picaba yo en el teclado del ordenador el texto que había escrito para este primer domingo del año 2025, cuando de repente se fue la luz. Esperé a que pasaran unos segundos convencido de que la claridad volvería enseguida, pero impaciente y curioso busqué a tientas el móvil encendí su linterna y acercándome hasta la ventana comprobé que el apagón había dejado también a oscuras a los vecinos de todo el barrio. Durante unos escasos e interminables minutos la gente de esta parte de la ciudad vivió un leve espacio de tiempo muerto que interrumpió sin dolor alguno sus quehaceres diarios, dejando al descubierto la fragilidad de nuestras debilidades. Por un mínimo instante aquel aciago apagón que nos dejó en blanco la mente, fue como una postal navideña que tardía y triste nos llega a diario desde Gaza. Recuperada la luz tras su anecdótico silencio, volvió la noche gris a sus horas, cada mochuelo encontró otra vez su olivo y yo, de nuevo, frente al monitor aporreaba en el teclado el texto escrito que a mitad de página se perdió en la oscuridad, mientras enumeraba propósitos de enmienda, que casi nunca se cumplen, para este recién estrenado año nuevo.



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