El ansiado mirlo blanco

En un mundo conflictivo y absurdo, donde las redes sociales ponen de manifiesto el grado de simpleza y los litigios con la ortografía de tantos, uno se pregunta dónde quedaron los ideales que creyó consolidar en la juventud. No es raro confundir la madurez con el desencanto y la resignación. La aceptación de la hipocresía y la política sin ideales como norma general te lleva a no creer en nada ni en nadie, a dejar de perseguir tus sueños. Solo ves mirlos negros de pico naranja. Pero no conviene rendirse, porque allá por las grandes alturas, en zonas de enebros y brezos y en los primitivos bosques, habitan otros mirlos, que, si bien comparten el color del pico, poseen un plumaje blanco. “Mirlo blanco” no solo alude a algo extremadamente raro, sino también a personas extraordinarias en algún aspecto, como aquellas de alma bella. Difíciles de encontrar, qué duda cabe, hay que escarbar cuidadosamente, pero aún quedan ejemplares de esta “rara avis” y, cuando tienes la suerte de dar con uno, lo que procede es observarlo con el alma abierta y alcanzar su vuelo hasta mimetizarte con él. A amar, a ser valiente y consecuente, también se aprende. Entonces, quizá, tu lóbrego plumaje negro se aclare hasta convertirte en ese maravilloso y ansiado mirlo blanco.