El amigo de los alcaldes

01 jun 2020 / 10:34 H.
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Escasean las competencias de las diputaciones provinciales en una crisis internacional como la que todavía colea. Sin embargo, su papel fue y es crucial para el buen funcionamiento de los ayuntamientos en el fondo y en la forma de afrontar el problema más importante presentado, hasta el momento, desde aquella llamada Gripe Española que, en 1918, mató a cuarenta millones de personas en todo el mundo. Los noventa y siete alcaldes que tiene Jaén dispusieron del número de teléfono de su presidente, Francisco Reyes, las veinticuatro horas del día para solucionar dudas, recibir ayuda material o, simplemente, para contar sus penas en un momento de suma incertidumbre para todos.

Su trabajo de coordinación, desde un piso sin terraza ni balcón de la capital, fue clave para quienes poseen el privilegio de contar con el bastón de mando de su tierra. No pisó la calle desde el 18 de marzo, el último día que se despidió del Palacio de la Plaza de San Francisco, hasta el 28 de abril, cuando se celebró el primer pleno presencial, con los datos de la pandemia empezando a flojear, criticado por el principal partido de la oposición. El perro le sirvió de vía de escape, cinco minutos al día. El resto, teletrabajo y una vida familiar imposible de disfrutar en circunstancias de normalidad. Francisco Reyes, además de hablar por teléfono con todos los alcaldes, de cualquier signo político, mantuvo videoconferencias en grupos de seis, una labor agradecida y necesaria que sirvió de respaldo para dar respuesta a soluciones tangibles e intangibles sobre un terreno inesperado. Un día después de la sesión plenaria, decidió marcharse a su residencia de Bedmar y, desde allí, continuó su trabajo hasta que, tras un “salto” el 18 de mayo, regresó presencialmente a la Diputación el pasado día 27. Por a poco retoma una actividad que, en la calle, se estrenó con la presentación de la Muestra de la Cereza en la Lonja del Palacio Provincial.

La relación con el resto de representantes jiennenses de otras administraciones públicas fue, sin lugar a dudas, fluida. El presidente participó en dos videoconferencias semanales con la Subdelegación, la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Jaén y los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado. Sin embargo, echó de menos una llamada del presidente del Gobierno autonómico, Juanma Moreno, a quien dirigió seis cartas y, según él, solo contestó a una, y mal. En todas le pedía ayuda para los pueblos y, sobre todo, equidad en el reparto. Está claro que la Diputación hizo lo que estuvo en su mano para aliviar la situación en el mundo rural. Hay que tener en cuenta que, de un presupuesto anual de 258 millones de euros, 116 son intocables, porque se trata de dinero que recibe de impuestos y pago de servicios y que, automáticamente, se devuelve a sus dueños. La diferencia, 142 millones, se destina a pagar nóminas, luz, agua, seguridad, limpieza... En un esfuerzo sin precedentes, Francisco Reyes destaca los 15 millones de euros destinados a los pueblos y ciudades para luchar contra el coronavirus. La Administración que representa, cuando la pandemia estaba en el momento más difícil, arriesgó la compra de un millón de mascarillas a una empresa desconocida para que llegaran a los municipios en un reparto equitativo que también fue criticado.

Ya llegará la hora de ajustar cuentas políticas en el devenir de una historia que nadie sabe cuándo acabará, pero lo que sí es cierto es que la escasez de información dificultó el trabajo de los alcaldes y, en cierto modo, la complica todavía, porque ya se saben los casos de covid-19 que hay en cada territorio, pero se desconoce cuántos autónomos están en la estacada o cuántos vecinos tienen un ERTE. Los dirigentes municipales reclaman números para poder dar respuesta a tantas incógnitas que, más pronto que tarde, ellos serán los que tengan que afrontar en una crisis que empieza en lo global y termina en lo local. El amigo de los alcaldes, que evita criticar la gestión del Gobierno por aquello de lo que pueda pasar, tiene palabras de elogio hacia quienes han conseguido luchar contra el virus desde los hospitales y desde sus casas. Lo que está claro es que en ningún temario de un político estaba una asignatura que el tiempo dirá quién consiguió aprobar.

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