El amigo de Fidel en Andújar

27 nov 2016 / 11:23 H.

Cuando el ocho de enero de 1959, el comandante en jefe del ejercito rebelde cubano, Fidel Castro, llegaba a La Habana desde Sierra Maestra, tras la huida de dictador Fulgencio Batista, junto a sus pocos asesores al llegar a La Habana fue el periodista aundujareño Manuel Carnero Muñoz. Era uno de los viejos y escondidos militantes españoles del Partido Comunista que se habían instalado en Cuba tras la guerra civil española. Junto a otros compañeros, formó parte activa en los años anteriores de la revolución castrista, la única revolución en ese formato, que aún pervive desde entonces. Carnero era uno de los muchos españoles que llegaron a ese mar salpicado de islas, que es el Caribe, navegaron en busca de su destino y recalaron unos, en Santo Domingo, otros Puerto Rico y no muchos en Cuba. A los que lo hicieron se les autorizaba a realizar solo actividades culturales, aunque ellos, en la clandestinidad siguieron trabajando por sus ideales, con la esperanza, incluso de un cambio político en España. Manuel Carnero Muñoz, era un periodista español, que, tras pasar unos meses en un campo de concentración francés acabada la guerra, logró embarcarse República Dominicana en 1940, aprovechando la política de puertas abiertas que Trujillo puso en marcha para limpiar su imagen tras la matanza de haitianos que tanto desprestigio le había dado ante el mundo. Carnero, junto a otros muchos, aprovechó el momento que solo duró un año, pues en 1941 tuvo que trasladarse a La Habana, en donde vivió el resto de su vida, colaborando en una primera etapa en la resistencia antifranquista como redactor de “España Republicana”, usando seudónimos como Nicanor Naves o Enrique Manzanares. Después, tras el triunfo de la revolución castrista, en cuya parte práctica intervino, pasó a dirigir varias revistas y a ejercer el periodismo abiertamente con un descarado matiz revolucionario.

Había nacido en Andújar el 16 de diciembre de 1911. Su padre, Manuel Carnero Escribano, era profesor de Instrucción Publica; su madre, Dolores Muñoz Sevilla, se dedicaba a sus labores. Poco se sabe de su niñez y del resto de su familia; solo que con diez años se traslada a Madrid y más adelante realizaba los estudios de Derecho, afiliándose al Partido Comunista muy joven. Su carácter revolucionario lo llevó a unirse a cualquier iniciativa en donde desarrollar su ardor por la revolución. La primera acción voluntaria fue participar en la “Sublevación de Jaca” de 1930, junto a los capitales Galán y García Hernández. Desde 1931 y hasta el inicio de la guerra, desarrolla su labor periodística en varios periódicos madrileños, a la vez que intensifica su militancia en las filas del Partido Comunista de España y en sus intrigas internas, que en estos años se agudizan. Nada mas empezar la sublevación militar en el norte de África, Madrid tomó parte activa para frenar el avance de los sublevados, ante la actitud de incertidumbre del gobierno. En el colegio salesiano de Francos Rodríguez, cuyas instalaciones comenzaron a funcionar como centro de operaciones, se iban juntando voluntarios deseosos de colaborar en la defensa de Madrid. Entre unos y otros, comunistas, socialistas, anarquistas, republicanos todos ellos, nació el embrión de lo que sería más tarde el Quinto Regimiento. Allí acudió Carnero, junto a otros compañeros con los que había combatido en Jaca y ayudó a la instrucción militar de obreros y campesinos. Creció el número de alistados, según se fueron desarrollando las acciones bélicas en torno a la capital, pasando de 6.000 a 20.000 milicianos entre los meses de agosto y noviembre. Para finales de julio ya habían partido al frente al menos unos 1.000 miembros, mientras una gran parte permanecía en la retaguardia bajo instrucción o en otras misiones.

Aquel 20 de julio, domingo, como prueba de fuego, decidieron el asalto al Cuartel de la Montaña. En aquel momento, uno de los principales gestores era el joven estudiante Manuel Carnero, quien escribió la crónica del acontecimiento para “Triunfo” y en la que acababa diciendo: “Una mañana de julio, en el patio de un convento, el Partido Comunista formo el V Regimiento”. Manuel Carnero, que participó en diversas operaciones bélicas con el Ejército de la República, acabó con el grado de Comandante Mayor Comandante, Jefe de Información del 12 cuerpo del ejercito. Cambió la pluma y la máquina de escribir por el fusil. Tras la llegada de la democracia, Carnero volvió a España y dirigió la revista “Hora de España” a la vez que colaboraba con “Mundo Obrero”, pero su vida, aclimatada al Caribe, no estaba aquí, su mirada estaba en el Caribe. En 1983, un año después de la llegada del PSOE al gobierno, volvió a Cuba, ya enfermo, en donde murió en 1989.​