El alma de Ucrania

    16 mar 2022 / 16:46 H.
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    Ya lo dijo Zelenski, el ejército ruso podrá arrasar Ucrania, sus ciudades y sus campos, pero no podrá matar el alma ucraniana. Son ya muchos los hospitales, escuelas, edificio y depósitos de agua destruidos, pero continúa la heroica resistencia popular. En un siglo Ucrania ha sobrevivido a las hambrunas a las que le sometió Stalin, los efectos destructores de la Segunda Guerra Mundial, la guerra del Donbás y, ahora, la devastación de Putin. Pero los ucranianos no se rinden, aunque Rusia hostigue Mariúpol, amenace con la destrucción total de Kiev, ponga en pie de guerra contra ellos a Bielorrusia o incorpore a 1.600 soldados más del Próximo Oriente para exacerbar los crímenes de guerra. Ya pronosticó Dostoievski que Rusia sería un Estado fallido, arruinado y resentido. Y eso, a pesar de los oligarcas que indecentemente exhiben riquezas y libertad por el mundo, mientras que el pueblo ruso sufre en la pobreza la tiranía de ese zar belicista y megalómano llamado Putin. Son cerca de 3 millones los ucranianos, en su mayoría mujeres, ancianos y niños, que han tenido que buscar refugio fuera de su patria. Las embarazadas de toda Ucrania se desplazan a Leópolis porque consideran su maternidad la más segura del país. Son 1.000 los muertos en acciones defensivas de su país; el doble el número de heridos. China aguarda expectante a que la guerra se prolongue más de lo que Putin quisiera y Rusia acabe arruinándose por los gastos militares y los efectos del boicot económico a la banca y la oligarquía que apoya el delirio de la restauración de la grandeza zarista. Europa pide unidad y practica solidaridad con Ucrania, intenta dialogar en vano con Putin para que detenga lo locura de su guerra y pide que sus Estados miembros pasen armas al pueblo ucraniano que quiere defender su derecho a ser nación, su compromiso con la democracia, su dignidad de vivir y morir en libertad ante la sinrazón que quiere aniquilarlos. David necesita que Europa y América le facilite una honda y un zurrón de piedras para luchar con astucia, valentía e inteligencia contra ese Goliat bien armado que exhibe arrogancia avasalladora. Mientras quede un ucraniano vivo enfrentándose con su honda y su piedra al depravado Goliat, estará a salvo la dignidad y la libertad de Ucrania porque el alma de este gran país es inmortal y Goliat, con todo su poderío militar, no puede darle muerte.

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