El álbum de fotos del alcalde

13 dic 2015 / 15:21 H.

Suele decir un amigo abogado, joven y buen analista de la realidad social y política, que en el ejercicio de su profesión observa muchos casos de renuncias a herencias. Circunstancias de la crisis, que las envenena. Y asegura que una herencia política, te guste o no, es irrenunciable. No es de recibo alegar desconocimiento. Desarma así esa estrategia en la que se enrocan muchos gobernantes para justificar el incumplimiento de sus promesas electorales y, en última instancia, del mandato que le otorga el elector al votarle.

Algo parecido ocurre cuando un alcalde deja el trabajo que solicitó y para el que fue contratado. Es como pedir la cuenta y fichar por otra empresa buscando mejores oportunidades. José Enrique Fernández de Moya no es el primero, ni el PP el único partido que ejemplifica lo que los ‘emergentes’ han patentado como vieja política. Vieja o no, el relevo siempre suscita ciertas expectativas de cambio. Probablemente por el empeño de cronistas y analistas, no por las esperanzas del vecindario.

Javier Márquez, el nuevo alcalde de Jaén, tiene todo el derecho a ser depositario de esas expectativas. De ser un acalde con nombre y estilo propio. Más allá del legítimo relevo interno que marca la continuidad, le adorna un ‘talante’ y un carácter distinto. Incluso en la controvertida y vergonzosa parálisis del tranvía capitalino amaga con hacer algo para que la millonada que costó montarlo no acabe en la basura.

Ha sido sólo un trazo leve, pero debería concretarlo en serio, siendo fiel al eslogan de campaña de su partido. Sin dilaciones. El trazo grueso lo ha reservado para regalar, y regalarse, una foto electoral en el Ministerio de hacienda con el número dos de Cristóbal Montoro, el secretario de Administraciones Públicas Antonio Beteta. Con un gobierno en funciones, a punto de pasar el fielato de las urnas en siete días, ni se negocia ni se pacta nada. De hecho, el acalde se verá obligado a subir otra vez a Madrid si quiere abordar con el nuevo gobierno las necesidades de la capital, sea o no del PP; sigan o no Montoro y Beteta, poco probable, por cierto.

La foto hubiera sido bien distinta si Márquez llama a las puertas de la Diputación para verse con Reyes y hablar de planes de empleo. O a las de la Junta, para ver con la presidenta o su consejero del ramo cómo reactivar el tranvía. Le hubiera dado impulso e iniciativa política nada más comenzar su mandato sobrevenido. En cualquier caso, tienen casi toda la legislatura por delante.

Y por qué no otra foto con la oposición municipal, la primera, para explicarles cómo quiere gobernar. ¿Márquez el reivindicativo?, ¿Márquez el conciliador? O simplemente Márquez el sustituto...