El aire derecho

    21 jul 2020 / 16:27 H.
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    Sobre el aire diré, para recordarles que Alonso de Freylas, médico pionero y jaenero del siglo XVI, puso un observatorio con fines terapéuticos para combatir las enfermedades que producían los vientos de Jaén. Estaba situado en lo que hoy conocemos como La Fuente de Don Diego, adosado, a su vez, a la iglesia de San Félix de Cantalicio. Ahora, voy a escribir sobre el aire derecho de Jaén, es decir, el que proviene del oeste, un aire apacible, calmoso, y que los agricultores de Jaén aprovechaban para extraer el trigo amontonado en la era, una vez trillado. Con este aire benefactor, y a la vez refrescante, se ablentaba la mies con la pala y la horca de madera, viejos utensilios que servían para separar la paja y el trigo. Estos aperos dejaron el duro trabajo de las faenas del campo y hoy son solo un motivo romántico y bucólico para adornar las paredes de las caserías. Parece que estoy viendo a estas familias trabajando agosto, para conseguir el pan de cada día. El botijo preñado de agua fresca era un alivio para aquella gente benemérita y trabajadora que cuidaba, protegía y hasta mimaba las siembras que le daban de comer. Un buen trago de agua, y a refrescar el gaznate más seco que la mojama. ¡Qué tiempos aquellos!, y porque soy un añorante convencido, no los cambiaría por nada.

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