El agua escasea
El mal tiempo, y califico así este derroche de sol y calor asfixiante que padecemos, continúa siendo implacable con nuestra tierra. La sequía está ahí y ha venido para quedarse, porque el cambio climático es una realidad ya innegable. Según la organización WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza) la escasez de agua en España será cada vez más acuciante y gran parte del país, en especial Andalucía y Murcia sufrirán estrés hídrico si no se toman medidas eficaces de manera inmediata. El problema es sencillo de enunciar y complicado de resolver, se trata de que necesitamos agua para regar los campos y agua potable para los hogares, y en las condiciones climáticas actuales no vamos a poder conseguirla de manera natural como hasta ahora. Por tanto, ha llegado el momento de comenzar a actuar para conseguir sobrevivir, resolviendo este problema de la mejor manera posible teniendo en cuenta las limitaciones que nos impone la tecnología y el coste de la energía a día de hoy. Este es el enunciado del problema y la solución nos la ofrece nuestro planeta, donde el mar, que ocupa el 70% de la superficie, nos ofrece agua salada abundante a la que se puede acceder sin dificultad. Por tanto, tenemos suficiente materia prima para resolver el problema siempre que actuemos con diligencia y pongamos los medios adecuados para ello, que por fortuna la ciencia ya ha desarrollado y va a continuar perfeccionando.
Nos enfrentamos al problema de desalar e incluso potabilizar agua del mar y distribuirla por medio de un sistema hidráulico a toda la geografía de España, incluyendo pueblos, ciudades y campos, de modo continuo y costes soportables. Para ello será necesario desarrollar un sistema de producción de energía eléctrica que proporcione la potencia necesaria para hacer funcionar una red de plantas desalinizadoras que abastezca el sistema hidráulico a construir. En resumen, se trata de tres sistemas, uno de producción de energía, otro de producción de agua potable y otro de distribución de agua que funcionen integrados. En la actualidad empresas españolas han desarrollado y ejecutado proyectos de plantas desalinizadoras en diferentes países con capacidad de producción de hasta 600.000 metros cúbicos diarios. Esta experiencia indica que nuestras empresas tienen el conocimiento y la capacidad para hacerlas y ponerlas en producción ya que son líderes mundiales en este campo.
Las plantas desalinizadoras se deberían construir a lo largo y ancho de las costas españolas, que en este caso y por fortuna para nosotros es una península. En su conjunto, deberían tener capacidad de producción de agua suficiente para abastecer a toda la población, teniendo en cuenta que sólo de agua potable en España se consume una media diaria de 133 litros por persona. Por poner un ejemplo cercano, en los hogares de Andalucía se consumen 1.187.000 metros cúbicos por día. Esto nos da una idea de la cantidad y capacidad de producción de las desaladoras a construir.
La energía necesaria para el funcionamiento del sistema se produciría por medio de campos de energía de placas solares. Estas plantas de energía solar tendrían que construirse en grandes extensiones de terreno a ser posible baldío, situado en toda la geografía nacional. Para evitar egoísmos y posible rechazo por los municipios, recordemos que el sol sale para todos y el agua la necesitamos todos. El consumo energético de las plantas desaladores más eficaces es de unos 3 kWh/ metro cúbico, lo que en el caso de Andalucía requeriría una potencia de 3.700-000 kWh. día. En cuanto a la red de distribución de agua necesaria no enfrentamos a un problema que ya solucionaron en su momento nuestros antepasados, por medio de aljibes, acueductos, canales de riego, acequias y demás tipo de conducciones. Existen soluciones posibles y eficaces y nuestros ingenieros son expertos en ello. Este sistema en su conjunto es de nivel estatal y la solución debería ser abordada por el gobierno de la nación creando un organismo que tuviese capacidad jurídica y económica suficiente para manejar el proyecto. En ello nos va la subsistencia en el futuro y a eso o algo parecido deberían dedicarse nuestros representantes políticos.