Ejercicio democrático

28 jul 2023 / 09:01 H.
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España ha impartido una lección democrática a Europa y al mundo, no solo porque ha elegido libremente quiénes quiere que sean sus representantes, sino porque se ha pronunciado con nitidez, ante el empuje reaccionario que vivimos, impidiendo que gobierne la derecha y la ultraderecha. La ola rancia que nos asola, con las mentiras por bandera, con la difamación y el odio, la demagogia y el populismo. No obstante, no podemos ni debemos escatimar el apoyo que han obtenido, así que hay que tomar nota y esforzarse, para hacerlo mejor y dejar sentadas las bases de gobiernos de izquierdas que se superen, dejando huella en la ciudadanía. Consolidándonos. España posee un reto, porque estos cuatro años de gobierno de coalición han venido muy bien para afrontar las olas ultraneoliberales que nos asolan, ese pensamiento único de tabula rasa que nos ha pervertido como individuos sin lazos con la colectividad, y la ley del más fuerte, que no mira hacia abajo cuando pisa a los demás. No es para echar cohetes, pero algo se ha despertado en la gente, porque ha inhabilitado ese retroceso que se iba a producir a ciencia cierta si llegaba el PP, con sus socios de Vox. Para arañarle votos a estos, el PP ha endurecido su discurso abandonando el centro, y le ha pasado factura, porque no ha sucedido como en Andalucía. Por otra parte, que la gente haya seguido empujando al bloque de izquierdas ofrece una lectura clara, y es que el independentismo no ha servido de nada excepto para que unos cuantos vayan a la cárcel y un montón de catalanes se vean frustrados ante unas expectativas que todavía no se puede entender cómo se crearon. ¿Quién o quiénes hicieron pensar a tantas personas que iba a celebrarse un referéndum? ¿Alguien cree a estas alturas, sea independentista o no, que va a celebrarse alguna vez? Sí está en juego el indulto a Puigdemont, que evidentemente será un precio político asumible para cerrar heridas y dejar claros los límites de la autonomía catalana, así como el resto de autonomías en la articulación territorial del Estado. Además, es un precio recomendable, ya que a día de hoy la lección ha sido aprendida, y no queda otra alternativa. Con todo ello, la abstención de Junts se servirá en segunda votación, y sobran las pantomimas mediáticas del PP o de Vox, llamando la atención, como manotazos a ciegas. Que acepten de una vez que no van a gobernar, porque no les dan los números, y porque en eso consiste el juego democrático, una vez que España se ha sacudido aquellas insanas dinámicas de mayorías absolutas del bipartidismo, para pasar a las negociaciones y los acuerdos, poniéndose en juego dos bloques ideológicos. Por un lado, el modelo ultraliberal del PP y la carcundia de Vox, arropando a la Iglesia católica y los sectores más ultramontanos y peligrosos de la sociedad, intolerantes y retrógrados, que solo busca la confrontación entre españoles. Por otro lado, el modelo social-liberal del PSOE y socialdemócrata de Sumar, dialogante con las diferentes sensibilidades sociales y políticas, la plurinacionalidad, el feminismo y la diversidad. Hay mucha diferencia entre ambos, y España ha hablado. Afortunadamente continuaremos luchando por la mejora de derechos de los trabajadores y las clases medias, por servicios sociales de calidad y públicos, y por una idea más equitativa en el reparto de la riqueza. Con alegría.

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