Efectos colaterales

Ala soledad nunca le gustó vestirse. Iba ella desnuda paseando por diferentes lugares. Algunos eran entornos sombríos pero otros eran lumínicos y alegres. Nunca le importó a la soledad las apariencias pues siempre se mostraba única y enseñaba su realidad sin falsedad. Esa soledad, de la que hablo en pasado, se ha llevado consigo a muchas personas mayores que han sufrido los efectos colaterales de esta pandemia. La soledad solo ha sido un efecto colateral más. No solo este virus nuevo e inoportuno es la causa de muchas pérdidas pues, a diario, muchas personas pierden la vida por miles de enfermedades más y por otros motivos. Esos son también los efectos colaterales de esta situación. Se deja de lado lo también importante para priorizar lo desconocido. Ante una situación preocupante, hay que remar en una misma dirección para poder avanzar y es aquí donde la soledad no debe tener protagonismo porque cuantos más esfuerzos se unan, más soluciones conseguiremos. Y de eso se trata, conseguir entre todos que los efectos colaterales se minimicen o incluso desaparezcan. Eso sí, la soledad va a seguir desnuda, habitando en la vida de muchos que no la eligen y eso es una brecha en el camino que hay que superar.