Ecológicos y artesanales

26 may 2016 / 17:00 H.

Hace un par de décadas pude comprobar cómo la hostelería catalana había hecho el esfuerzo de integrar en su oferta gastronómica los productos típicos de sus comarcas y simultáneamente restaurar sus masías e integrarlas en la magnífica red turística de la que dispone. El éxito económico y cultural queda más que probado con el reconocimiento internacional de su cocina, por ejemplo. Traigo esto a cuento al comprobar, una vez más, cómo nuestra cultura gastronómica está bastante lejos de este planteamiento estando en plena crisis económica, haciendo sesudos estudios sobre cómo salir de esta crisis pertinaz y utilizando la tijera de los recortes que desafortunadamente vienen a caer siempre en los mismos. Y es que si bien un grano no hace granero.... cuando dejemos de mirarnos el ombligo y comprendamos que la solución empieza en nuestro interior quizá caigamos en que nuestro entorno inmediato está plagado de potencialidades. Contamos en Jaén con cuatro parques naturales que frecuentamos en nuestro tiempo de ocio o, mejor aún, vivimos en ellos y podemos comprobar cómo lo escarpado del relieve y la estructura de la propiedad contribuyen a que lo obtenido de ellos, especialmente las frutas del tiempo, se produce con métodos totalmente artesanales y se recolecta de la misma manera. La consecuencia es que no exageraría al afirmar que las pequeñas cantidades obtenidas de esta forma, que en su origen eran dedicadas a la subsistencia, hoy en muchísimos casos podemos presenciar cómo mueren bajos los árboles que los han producido sin que nadie se haya planteado que sea una fuente más en la economía de estas zonas deprimidas que lo que tienen, precisamente, es mano de obra. El pensar cómo romper el círculo actual de producción-pérdida y llevar estos manjares producidos y cosechados artesanalmente del árbol a la mesa, no va a arreglar el endémico problema de esta sociedad, pero posiblemente nos ayude a considerar la variedad de posibilidades que tenemos ante nuestros ojos y, a veces no vemos, porque el desenfoque que nos provoca el consumo y todo estandarizado, no nos dejan ver nuestra realidad más próxima.